Buenos Aires, 25/04/2024, edición Nº 4982
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Ferroviarias del tren Sarmiento pelean por la igualdad laboral de género

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Quieren ser maquinistas pero el convenio del sindicato -fundado en 1887 e integrado desde entonces por varones- no incluye a las mujeres.

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(Barrio de Flores) Ayelén Gómez Godoy, una banderillera del tren Sarmiento, de 27 años, insiste en mostrar una fotografía de su abuelo cuando era maquinista de la línea Urquiza. Aunque él ya se jubiló, ella sostiene que ser nieta de un ex motorman la acredita a inscribirse en el gremio La Fraternidad para ser conductora. Sin embargo, no puede hacerlo, porque el convenio del sindicato -fundado en 1887 e integrado desde entonces por varones- no incluye a las mujeres.

La restricción también afecta a otras 20 trabajadoras del tren Sarmiento afiliadas a la Unión Ferroviaria, que el mes pasado presentaron un reclamo ante la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (Sofse). En el petitorio le exigieron a la empresa estatal que “cumpla con la legislación que garantiza los derechos laborales igualitarios entre trabajadoras y trabajadores”. También detallaron las normas de la Constitución Nacional y de la ley de contrato de trabajo que las amparan.

Si bien Sofse todavía no les respondió, fuentes de la empresa adelantaron a LA NACION su postura: “En la línea Sarmiento se incorporaron 226 mujeres en los últimos dos años. Trabajamos con la Unión Ferroviaria para integrarlas a puestos que históricamente han sido ocupados por varones. Pero los ingresantes a los puestos de La Fraternidad se incorporan por medio de la bolsa de trabajo del gremio, que es el que propone a los postulantes, según establece el convenio laboral vigente”. En el Ministerio de Interior y Transporte coincidieron con la postura de Sofse, pero evitaron responder más preguntas.

Las ferroviarias también oficializaron su reclamo ante los dirigentes de La Fraternidad, que el miércoles pasado mantuvieron con ellas una extensa reunión. En otras líneas de tren tampoco hay conductoras; son las trabajadoras del Sarmiento las que impulsan la lucha.

“Estamos abiertos al debate, creemos en la igualdad de género. Pero las incorporaciones se acuerdan con las empresas prestadoras y se homologan con el Estado. En el convenio no se prohíbe a las mujeres, pero tampoco se habla de ellas: dice trabajadores. El 80% de los ingresantes deben ser hijos de maquinistas; el 15 por ciento, hijos de ferroviarios, y el 5 restante son particulares que gestiona la empresa”, dijo Horacio Caminos, secretario de prensa del gremio.

El sindicalista se refirió, también, al impacto emocional que podría causar a las mujeres protagonizar un accidente: “Hay maquinistas que llegan a presenciar más de treinta muertes en toda su carrera, y eso les genera estrés postraumático. En el Sarmiento, por ejemplo, las vías están abiertas por la falta de inversiones y las desgracias son frecuentes en pasos a nivel. Entonces, si una chica embarazada ocasionara el arrollamiento de un peatón o de un automóvil, ¿cómo la afectaría?”.

Para las mujeres que aspiran a ocupar cupos de conductoras de ferrocarriles, el argumento del gremialista carece de validez. “Soy jefa de tren y cada vez que ocurre un arrollamiento debo bajar primera del coche para supervisar el accidente, así que sé lidiar con esa situación”, dijo Mirna Martínez, una ferroviaria de 50 años que en 2013 ingresó en el área de limpieza del tren Sarmiento y luego fue ascendida al puesto de guarda.

Mónica Schlotthauer, delegada de la agrupación Mujer Bonita es la que Lucha, de la Lista Bordó de la Unión Ferroviaria, coincidió con la postura de su compañera: “¿Por qué hay conductoras en el subte y en el tren no lo permiten? No necesitamos que nos cuiden, como La Fraternidad dice que hace. Tampoco queremos privilegios. Pedimos igualdad; que nos dejen decidir a nosotras. El sindicato nos discrimina y el Estado, que seguramente teme a los costos laborales que le pueda causar una mujer embarazada, no hace nada para defender nuestros derechos”.

Efectivamente, hoy otras mujeres conducen colectivos, taxis, aviones, subtes y el Premetro.

Puestos formalizados
La representante gremial recordó que las primeras mujeres se incorporaron al ferrocarril en 2005, sólo en el sector de limpieza, y que cobraban la mitad del sueldo de sus compañeros porque estaban tercerizadas. Hoy, se desempeñan en puestos formales como banderilleras, guardas, administrativas, operadoras de estación y boleteras.

“El nuevo desafío es lograr inscribirnos en los cursos de preconducción de trenes y conseguir cupos en los puestos del gremio Señaleros, que también nos prohíbe el ingreso. Además, seguimos reclamando baños y uniformes para mujeres”, dijo Schlotthauer.

Las ferroviarias hicieron su reclamo ante la Sofse luego de que la empresa estatal presentara, el 7 de julio pasado, el libro Mujeres ferroviarias. Experiencias de vidas sobre rieles, escrito por la periodista Luciana Peker. El texto reúne nueve entrevistas a trabajadoras y busca “empoderar el rol de la mujer en el ámbito ferroviario”, según dice en el sitio web de la operadora ferroviaria de Nuevos Ferrocarriles Argentinos.

Consultadas por LA NACION, las ferroviarias que desean inscribirse en los puestos de conductoras de tren reconocieron la importancia de un libro que registre sus logros, pero aclararon que aún esperan la colaboración de la empresa y del Ministerio de Interior y Transporte para poder acceder a esos puestos que, por el momento, sólo ocupan varones.

ferroviarias

Fuente: La Nación

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