Buenos Aires, 03/02/2025, edición Nº 5266
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AMIA: “El olvido es un enemigo, la impunidad es otro”

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16 de julio de 2012. Con motivo de la conmemoración del 18º aniversario del atentado a la sede de la AMIA, el pastor Luis Viñas Deugudjián, de la Iglesia Evangélica Armenia, en el barrio de Flores, Buenos Aires, difunde por este medio la siguiente declaración:

Hace 18 años, la Argentina sufría el mayor ataque terrorista de toda su historia. Un coche bomba colisionó frente a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). La fuerte explosión le quitó la vida a 85 personas y más de 300 heridos. De esas víctimas fatales, 67 estaban dentro del edificio, el resto caminaban por allí o se encontraban en los edificios aledaños. Más de 1.000 viviendas y edificios comerciales quedaron destruidos. La onda expansiva alcanzó a deteriorar árboles, carteles, vidrios que estallaron hasta seis cuadras a la redonda.

Imagínese el cuadro, gritos, pánico, ruidos de ambulancias, gente corriendo sin entender lo que pasaba, voluntarios espontáneos que se acercan para hacer algo, al menos estar allí, sacar escombros, lo que sea.

La página oficial de la AMIA expresa que este atentado es “una herida abierta que hasta el día de hoy no cierra”. A partir de sus valores de igualdad, respeto, solidaridad, tradición, continuidad, vida, justicia y memoria, la mutual propone en este año una campaña para alimentar la memoria de lo ocurrido y plantea diferentes acciones originales para mantener vivo el recuerdo. Cuando se recuerda se construye una sociedad mejor.

El paso del tiempo es un enemigo. Otras comunidades –como la armenia en su sufrimiento de un genocidio- comprenden ese grave peligro. Por eso, cada 24 de abril los armenios recuerdan lo que pasaron sus antepasados.

Recordar es volver a pasar por el corazón. Recordar esta mancha de dolor, es volver a pasar por el corazón lo sucedido. El olvido es un enemigo, la impunidad es otro.

La impunidad es algo que va más allá de la ausencia de justicia y castigo a los culpables. Es también tolerar toda situación injusta y dejar en el olvido lo sucedido. Tener una actitud pasiva, resignada para eludir la responsabilidad personal y comunitaria. Inconsciencia de que tal acción no es una semilla que produce valores básicos de construcción social. En estos asuntos ¿hay impunidad debido a la corrupción, asuntos burocráticos, de orden administrativo, técnico, inoperancia, etc.?

La justicia engrandece a la Nación. La impunidad es la negación de la justicia y del carácter justiciable de los derechos humanos, la ignorancia o el olvido de las heridas abiertas en las familias que heredaron el sufrimiento, el dolor atroz de la injusticia de un atentado irracional.

El enemigo instaura en la sociedad la evasión de la responsabilidad, la resignación ante la injusticia sufrida. Un robo, asesinatos a sangre fría, violaciones, etc.

“Se entra por una puerta y se sale por otra”, expresa cualquier ciudadano al observar un acto doloroso de injusticia. La justicia no se ha instalado en la sociedad. El anti valor de la impunidad prima ante una injusticia sufrida.

No hay que limitar la justicia a un ámbito netamente jurídico, leyes que no favorezcan las acciones criminales, violentas, corruptas. La sociedad tiene que brindar espacios creíbles, donde las reclamaciones justas de justicia son hechas por ciudadanos que creen en su interior que ese reclamo no queda en levantar una simple pancarta, o una proclama, o una voz con reclamaciones utópicas. No. Sabe que la Nación estableció lo necesario para que la justicia sea practicada en todas sus formas.

El desafío –para cada uno de nosotros- es vivir la justicia para no entrar en un espiral de violencia. Justo en el manejo de mi economía, justo en el pago de sueldos o en el desempeño en el trabajo. Justo en el vínculo, con las personas que rodean mi círculo concéntrico más íntimo. Justo en todas las acciones.

Implica el hecho de mostrar con autoridad lo que se debe ser y se habla de lo que se debe hacer con todas las consecuencias que conlleva las acciones. El texto sagrado pregona por todas partes la justicia, equidad, rectitud

“No cometan ninguna injusticia con los extranjeros ni con los huérfanos, ni tampoco tomen en prenda la ropa de las viudas”. (Deuteronomio 24:17, la Biblia).

“Todo el que comete injusticia, es abominación para el SEÑOR tu Dios”. (Deuteronomio 25:16).

“’Maldito sea el que cometa una injusticia con un extranjero, una viuda o un huérfano’. Y todo el pueblo dirá: ‘Amén’”. (Deuteronomio 27:19).

Para reclamar hay que vivir. Para moldear un futuro prometedor, hay que sembrar hoy la semilla de la justicia en el estilo de vida de cada ciudadano.

Frente a este hecho puntual – 18 años de un atentado sumamente doloroso- propongo recordar, volver a pasar por el corazón lo sucedido. Necesitamos justicia en la vida cotidiana y en lo institucional. No hay otro camino, para vivir tranquilos, satisfechos, orgullosos de un país al que pertenecemos.

Luis Viñas Deugudjián

Pastor de la Iglesia Evangélica Armenia, Flores, Buenos Aires

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