Buenos Aires, 03/02/2025, edición Nº 5266
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La reconstrucción del hospital Álvarez aún genera controversia

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Ya pasaron siete meses del incendio que destruyó la planta alta del pabellón D y la sala de guardia; cruce de acusaciones por el plan de obras entre parte del personal y la dirección

En enero de este año un incendio dejó inoperable el pabellón D del hospital Dr. Teodoro Alvarez . La cúpula y planta alta, donde funcionaban las áreas programáticas y administrativas, fueron arrasadas por el fuego. Las consecuencias del siniestro se extendieron a otros sectores del edificio que también albergaba la guardia externa, el mesón de entrada, odontología, kinesiología y otras especialidades. Mañana se cumplirán siete meses del desastre y la reconstrucción del sector aún no finaliza, genera controversias, reproches cruzados, reclamos por el cierre de salas de clínica médica y disminución del número de camas.

Mientras desde la dirección del hospital se anuncia la construcción de una nueva guardia en el playón del estacionamiento, con un presupuesto final que alcanzará los 21 millones de pesos, siguen funcionando en ese lugar unos trailers sanitarios que dispuso el Ministerio de Salud de la Ciudad para superar la emergencia. Esta situación despierta quejas entre los médicos y reclamos por la mala atención a los pacientes.

Hoy el pabellón D ofrece dos caras. En la zona del incendio perdura el hollín y el olor a humedad. La sensación de abandono es abrumadora. Donde funcionaba Recursos Humanos las carpetas aún están apiladas en sus estantes, aunque arrugadas por el contacto con el agua. Hay vidrios rotos, la mampostería del techo suelta, papeles tirados en el piso y el calendario detenido en el tiempo: 10 de enero de 2012, el día de las llamas . En esa planta también estaba el archivo de las historias clínicas, la dirección, la maquinaria de telefonía e Internet y el sector financiero. Todo fue devastado por el fuego y el paso de los 500 mil litros de agua que se necesitaron para sofocarlo

En la planta baja la imagen es diferente porque los trabajos de acondicionamiento están avanzados y se podría volver a utilizar en dos semanas. Allí funcionaba odontología, otorrinolaringología, laringología, el mesón central y la zona para sacar turnos, la guardia, la sala de descanso del personal y otras dependencias.

“Todas esas áreas se trasladaron a otra zona del hospital perdiéndose camas de cirugía y clínica médica. Se compactó el servicio, sobre todo el de guardia. El incendio agravó la situación del hospital que no era buena”, reclama a LA NACION el cirujano Osvaldo Saleh, del staff de médicos Alvarez. En números, dice, “de unas 400 camas se perdieron 100, se redujo la capacidad operativa del hospital un 25%”.

La placa de bronce de la doctora Diana Galimberti, directora del hospital, se ve oscura y su antiguo despacho tiene las paredes negras, las persianas caídas y una chapa cubre la ventana que da a la terraza. En la nueva oficina, improvisada en el pabellón A, responde que la baja de camas se debe “a una cuestión estacional y de vacaciones del personal” que se realiza todos los años. “Las camas de clínica médica eran 100 y con la estrategia del verano se reducen, no se pierden, para darle vacaciones al personal”, dice contradiciendo a Saleh y mientras despliega los informes que detallan el avance en las obras .

CLAUSURA Y ESCOMBROS

Galimberti es la persona autorizada por el ministro de Salud porteño, Jorge Lemus, para hablar sobre el incendio y sus consecuencias, según explicaron los voceros del funcionario a LA NACION. Reconoce los atrasos en las obras, pero lo fundamenta con la tardanza en la habilitación del edificio y la remoción de escombros. En el acta fechada el 7 de mayo de 2012 se autorizó el ingreso a los sectores que ocupaban kinesiología, oftalmología, fonoaudiología, odontología, otorrinolaringología, control de asistencia, sala de estar de choferes y dormitorios del personal de guardia.

La puerta de acceso al pabellón D da a la calle Aranguren. Ahora los pacientes, para llegar a los trailers sanitarios de no más de 3 metros de ancho por 9 de largo, deben entrar por el estacionamiento o ingresar al patio interno y buscar el pabellón A donde se trasladó la atención de urgencias y emergencias. Allí comenzaron a atenderse las patologías febriles y respiratorias y los pacientes que deambulan pueden ser tratados en el Consultorio de Demanda Espontánea (Pabellón J), según detalla el informe del 14 de junio.

“No señor, acá no le podemos tomar la presión, tiene que ir al pabellón A. Acá sólo gripe y respiratorias”, responde Irma Andrada a un paciente que buscaba atención. “La gente puede entrar caminando, pero no sabés la complejidad del cuadro. Tal vez necesitás derivarlo a otro pabellón, esas son las complicaciones. Es muy agresivo para el paciente, es pelotear a la gente”, explica al resumir las diferencias de atender en el D “donde estaba la guardia con dos salas de internación, un shock room y un quirófano”.

Por Mauricio Giambartolomei | LA NACION

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