Asaltaron la Santería de la Medalla Milagrosa y luego llamaron al cura para pedir perdón

Un ladrón armado entró a la santería de la Medalla Milagrosa, a unas pocas cuadras de la frontera florense con Parque Chacabuco.  El ladrón aprovechó el día después de una fiesta patronal para asegurarse un botín mayor y media hora después, llamó al cura para pedirle perdón.

Al robo frecuente de autos y a transeúntes, ahora le tenemos que sumar un robo que parece insólito: a la santería de la iglesia de la Medalla Milagrosa, en Parque Chacabuco. Cada día 27 se conmemora una aparición de la virgen en Francia y aumenta la cantidad de gente que va a comprar libros, estampitas y otros artículos religiosos. El lunes 29 un joven robó a mano armado la recaudación de ese fin de semana movido. Ese asalto fue el tercero a una iglesia porteña en veinte días y el segundo en ese barrio .

Al igual que los anteriores, el robo de este lunes fue muy rápido. El ladrón llegó por la mañana hasta la iglesia, ubicada en Curapaligüe al 1100, y cruzó los portones de entrada al predio cuando vio que el guardia de seguridad ingresaba al templo . El ladrón era un hombre joven, iba bien vestido y en vez de encarar hacia el templo fue hacia una pequeña casita ubicada en un lateral, la santería.

“Primero, entró a preguntar dónde queda la secretaría de la parroquia y las chicas que estaban acá le indicaron”, contó un empleado. “Cuando volvió a entrar ya venía con el arma y amenazó a la chica que estaba en el mostrador”.

Lo primero que hizo fue pedirle a la empleada las llaves de la reja del local. Luego la llevó hasta un cuartito donde estaba su compañera, les dijo que se quedaran ahí y juntó la recaudación del fin de semana . Antes de huir, el ladrón cerró la reja y tiró las llaves en el jardín, en un lateral de la iglesia.

Los empleados no precisaron la cantidad que se robaron, aunque dijeron que como el 27 se conmemoró una aparición de la Virgen, “el fin de semana vino mucha gente” . También se quejaron de que vayan a robar justo ahí, “donde funciona un comedor y siempre se intenta ayudar a otra gente ”.

El primero de esta serie de robos a iglesias de la Ciudad se denunció el 9 de agosto y fue el más elaborado de los tres. Fue en el templo de San Judas Tadeo, ubicada a 12 cuadras del de Medalla Milagrosa.

Esa tarde, mientras el padre Pablo daba misa, al padre Iván lo fueron a buscar por una supuesta emergencia. Eran dos mujeres sumamente nerviosas, casi al borde del llanto, que golpeaban la puerta de la casa parroquial.

Le pidieron al padre Iván que las confesara , el cura accedió y los tres fueron hacia el templo. Cuando el cura regresó, unos minutos después, encontró la puerta de la casa parroquial forzada . Adentro estaba todo revuelto y faltaban varias cosas. “Se llevaron 3.500 pesos, 500 dólares, una notebook y una cámara de fotos digital”, contó luego uno de los sacerdotes. Los investigadores quedaron convencidos de que las mujeres que distrajeron al cura eran cómplices de los ladrones .

En un sector de la iglesia, el joven se encontró con un grupo de diez personas reunidas. Las amenazó, juntó el dinero, los relojes y los teléfonos celulares que llevaban encima y huyó en pocos minutos.

Lo insólito del caso fue que, según voceros de la policía, el ladrón se comunicó con el cura de la parroquia media hora después. “Llamó para pedir perdón , explicó que su vida estaba descarrilada y preguntó si podían rezar por él, ya que estaba muy arrepentido”, contó una fuente del caso.