La apertura de las dos próximas nuevas estaciones de la línea A, San José de Flores y San Pedrito, sin lugar a dudas, tendrán un impacto positivo en la vida de los vecinos de Flores y, también, a aquellos que la frecuentan a diario por diferentes motivos.
Escribe Nicolás Feredjian
Como todos ya saben, Flores ya tenía servicio de subterráneos desde 1986, pero al Sur del barrio. Es por ello que la línea E, a pesar de terminar a la altura de la avenida San Pedrito y en el mismo corazón de Flores Sur, no llegaba a cubrir la demanda suficiente como para satisfacer el servicio al resto del barrio donde, la densidad poblacional es mucho mayor que en el sector Sur. Tal es así que la mayor demanda se encuentra en el centro de Flores, demanda comprendida especialmente entre Av. Directorio y Av. Avellaneda. Claro que los barrios vecinos se verán favorecidos por la extensión hasta avenida Nazca. En vez de tomarse un colectivo hasta combinar con el subterráneo, ahora, podrán abordarlo mucho antes y así ganar tiempo y forma de viaje. Y esto va especialmente para aquellos vecinos habitúes, hasta hace poco, de la línea E, donde debían caminar hasta 10 cuadras o más para poder tomarlo. Ahora, con la apertura de las dos nuevas paradas, tendrían que caminar no más de dos o tres cuadras para poder viajar bajo tierra.
De por sí, el subte favorece positivamente a un barrio y por igual a toda clase social, enalteciendo el valor de las propiedades lindantes. Por ejemplo, hay muchos que esperan la apertura de nuevas estaciones para vender o alquilar sus propiedades o locales comerciales porque saben que, gracias al subte, pueden subir ese valor. De por sí, la extensión del subte es rentable desde donde se lo mire, tanto para los vecinos como para los comerciantes, peatones, para hacer trámites, movilidad en general, etc.
El beneficio es muy amplio ya que, antes, aquel vecino que estaba en Rivadavia y Pumacahua debía caminar igual distancia para tomarse el subte en Medalla Milagrosa de la línea E que tomándolo en Primera Junta de la línea A. Lo mismo ocurrirá cuando algún gobierno decida trazar una línea por avenida Gaona, al Norte de Flores. Aquí es cuando llegamos a la conclusión de la importancia de la cobertura del subterráneo. Cuando lo tenemos, no lo valoramos como tal y no tenemos en consideración a aquellos vecinos alejados de este servicio.
Aunque la revalorización de las propiedades sea una obviedad que todos esperan y suponen, la tardanza en la apertura de las nuevas estaciones irrita, incluso, las expectativas positivas que la llegada del subte pueda traer consigo. La espera, se hace eterna, sí. Pero la funcionalidad de las dos próximas estaciones estarán ahí, esperando el día que los vecinos florenses puedan utilizarlas y sacarles el máximo provecho, como si fuera una revancha contra los tediosos colectivos, condicionantes del tránsito que perpetuaron y atentaron la paciencia, el humor y el carácter de la gente.
En este sentido y, en otros, las contras de la llegada del subte a Flores son casi nulas, por tratarse de uno de los mejores medios de transporte que pueda tener una ciudad tan importante, compleja y grande como lo es Buenos Aires. Es por ello que cuesta imaginar a una Buenos Aires sin subtes. Si las decisiones políticas hubieran sido las correctas, hoy tendríamos enaltecido el significado de la palabra “subte”.