La Odisea de viajar en Flores

Tanto en colectivos, taxis, subtes y tren, moverse hoy en Flores es un verdadero problema que empeora todos los días. ¿Hasta dónde llegara el problema?

Escribe Roberto D´Anna

En Buenos Aires, existe una vasta red de transportes que une diferentes destinos y ahorra tiempo de viaje a sus usuarios. De esta red, el barrio de Flores es uno de los pocos barrios que cuenta con todo. Pero en pésimas condiciones de uso, que desplazan lentamente, alargando distancias y sin facilitar las cosas principalmente a aquellos que usan el servicio con frecuencia.

En el caso de los colectivos, ya es casi imposible subirse a un colectivo de la línea 76 o 133, por ejemplo. Olores, malas palabras, drogadictos a bordo, venta de estupefacientes, arrebatos, etc. Y también, hay de los ruidosos 141 o 36.

Si nos enfocamos al tren, Flores posee la línea Sarmiento, una de las peores que cruza la Capital Federal. Luego de la tragedia que transcurrió en el cruce de Artigas y Yerbal, nada se hizo, aunque las promesas fueron de las más variadas.

En subte, parecía que a Flores le había tocado la varita mágica. Pero nada de eso sucedió. Una recontra demorada apertura de nuevas estaciones en el subte A, ahora se ve empeorada con el corte de servicio hasta el mes de marzo. En la órbita de la línea E, aun el Gobierno Nacional tampoco pudo inaugurar su extensión a Retiro.

Parece ser que el transporte, de a poco, dejo de ser en Buenos Aires un “medio rápido y ágil para viajar en cualquier horario”. Y esto es aún peor, si tenemos en cuenta las subas de pasaje y quita de subsidios, que nulamente fueron a parar a inversión.

Los trenes se encuentran (en su mayoría) sucios e inseguros, ya que las uniones entre vagones no están aseguradas correctamente y los cruces viales recién ahora comienzan a mejorarse. En épocas invernales no hay ventanillas en buen estado que permitan cuidar a los pasajeros del frío. Además existe una gran inseguridad en los vagones por eso la gente guarda sus pertenencias en lugares insólitos como medias o ropa interior.

Esto se suma a las largas colas que se arman detrás de las paradas de colectivos que no existen ni sus palos ni sus números y que los “atentos” puesteros de diarios deben actuar como agentes turísticos a cambio muchas veces ni siquiera de un “gracias”. Estos mismos colectivos que cuando llegan ya están repleto y hay que esperar varios minutos hasta que pase otro.

Otro aspecto importante de este fenómeno es el calor incesante que se sufre -en verano- en las formaciones, y el hacinamiento que el pasajero debe soportar en horas pico. La mala educación de la gente también es un aspecto a tener en cuenta, ya que en muchas ocasiones no se les cede el asiento a personas mayores o mujeres embarazadas.

Por dichas razones, hacer uso del transporte público puede convertirse en un sufrimiento constante, más si se tiene en cuenta que mucha gente no posee movilidad propia y sabe que la única salida es exponerse a este sufrimiento urbano.

Y si no nos queda otra que tomar un taxi, cuya tarifa es casi inaccesible por lo costosa, los embotellamientos y los cruces viales nos hacen pagar cifras increíbles por pocos kilómetros recorridos.

¿Cuándo será el momento en que las autoridades se den cuenta de todo esto?. No es necesaria una investigación exhaustiva para descubrir la realidad. El caos que se vive día a día por Flores hace poner de mal humor a los vecinos y comerciantes, por consiguiente la calidad de vida empeora y nos sentimos menos a gusto de vivir en lo que fue una de las ciudades del plantea más bonitas para viajar, conocer y disfrutar.