Buenos Aires, 07/11/2024, edición Nº 5178
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Las leyes para combatir el calor que el gobierno porteño no cumple

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En una nota publicada por Tiempo Argentino, se menciona que “los diputados legislaron para promover la construcción sustentable, sistemas de energía solar y el aislamiento térmico en edificios. No se reglamentaron y, en cambio, quitaron el empedrado y disminuyeron los espacios verdes”.

corte luz

(Barrio de Flores) Frente a los problemas energéticos y a las olas de calor producto del cambio climático, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, salió a anunciar como salida la obligación de colocar grupos electrógenos en edificios con más de seis pisos. Sin embargo, la Ciudad de Buenos Aires ya cuenta con normas surgidas en estos últimos dos años para establecer acciones convergentes con la disminución y la protección del distrito ante las altas temperaturas. Ninguna se cumple. Mientras, se acentúan las llamadas “islas de calor”, originadas principalmente por el avance del desarrollo y los cambios en las propiedades térmicas y reflectivas de la infraestructura urbana, como también por el impacto que tienen los edificios sobre el microclima local.

La primera ley (Nº 3871), de octubre de 2011, apunta a crear acciones, instrumentos y estrategias adecuadas de mitigación y adaptación al cambio climático, para reducir la vulnerabilidad humana y de los sistemas naturales, en particular el establecimiento de “acciones y medidas mínimas de adaptación” en relación con el sector urbanístico, los espacios verdes y la regulación de las construcciones. Habla de evaluar el impacto del cambio climático sobre los sectores de transporte, de provisión de agua y del consumo de energía por vivienda. La mayoría de sus puntos no están reglamentados, y su avance es casi nulo. No hubo campañas de concientización, las normas de construcción sustentable se implementan especialmente en algunos edificios de la administración pública porteña, muy poco en los privados, y en cuanto a transporte limpio ni siquiera el Metrobus cumple con los requerimientos, porque son los mismos colectivos de antes, pero con carriles exclusivos.

Otra ley es la 4024, de enero de 2012, que apunta a sistemas de captación de energía solar, para que se fomente y promueva el uso de energías renovables. Tampoco está reglamentada. Entre sus objetivos figura el de disminuir el consumo de energía proveniente de fuentes no renovables, lo opuesto al anuncio de Macri en favor de los generadores, que además de contaminantes utilizan combustible fósil.

“La Ley 4086, sobre ‘Impactos en la Salud Debido al Cambio Climático’ que hubiera contribuido a minimizar las consecuencias de tragedias vinculadas al cambio climático y su impacto en la ciudad a través de la puesta en vigencia del Plan de Adaptación y Mitigación al Cambio Climático de la Ciudad fue vetada”, expresó el planificador urbano y regional, Manuel Ludueña, docente de la Facultad de Ingeniería de la UBA en Tecnologías Urbanas Sostenibles y también asesor en temas de energías y ambiente del ex diputado Francisco “Tito” Nenna.

La Ley 4458, de abril de 2013, aborda el aislamiento térmico de edificios, pero no se reglamentó, por tanto no son aún obligatorias para las construcciones. Con ella se podría limitar un alto porcentaje de la demanda de energía para refrigerar y calefaccionar. Tampoco se efectivizó la resolución conjunta entre los ministerios de Hacienda y Ambiente y Espacio Público, de junio de 2012, la cual establece que las empresas que reduzcan el consumo energético en un 10% en comparación con el período anual anterior, tendrán un beneficio fiscal.

La última norma es la recientemente aprobada Ley de Protección del Adoquinado. Hasta el momento, son más de 3000 las cuadras adoquinadas que dieron paso al cemento (más de la mitad de las 5400 cuadras que permanecen empedradas), lo que contribuye a la formación de la “Isla de Calor”. La temperatura urbana de esa zona pasa a ser más caliente. El propio Gobierno de la Ciudad en su Plan de Acción Contra el Cambio Climático “Buenos Aires 2030” admite que en verano las calles asfaltadas “expanden mucho más calor que las de granito y acentúan el mantenimiento de la isla de calor”.

Un área central en la mitigación de fenómenos climáticos como las fuertes lluvias o las olas de calor, es la de los espacios verdes. Tal es su importancia que la Constitución de la CABA obliga a “incrementarlos”. Sin embargo, la actual gestión perdió 118,5 hectáreas, alrededor del 15% de los espacios verdes de fines de 2007. Algunos para poner comisarías, como en la Comuna 12 o en el ex club Español. Otros quitados al Autódromo, o los que quieren sacarle al Hospital Borda. Y también están las que se van por impermeabilización o cementado, especialmente por la Ciudad Rock en Parque de la Ciudad, plazas grises como en Boedo y Palermo, y el 10% de los espacios que superen los 50 mil m2 que será destinado a la colocación de bares. La OMS estableció una relación mínima de 10 m2 de espacio verde por habitante. En la Ciudad esa cifra es menor a 2,6 metros cuadrados.

Demoliciones, edificios y coches nuevos

La falta de regulación del aumento de transporte automotor y de las demoliciones y construcciones de torres, incluso en zonas donde no estaba permitido, como el casco histórico, también incide en el efecto climático.

Con respecto a la Ley 3871, se incorporaron desde 2011 a 2013 aproximadamente 383.470 automóviles. La velocidad del sector automotor excede a la de nuevos árboles. En 1941 había 450 mil ejemplares en el distrito, actualmente la cifra es menor a 415 mil.
“Si se cumplieran todas las leyes publicadas desde 2011, la política oficial de la ciudad hubiera disminuido la demanda eléctrica. No es sólo una cosa, es todo el conjunto”, consideró Manuel Ludueña, docente de la facultad de Ingeniería de la UBA en Tecnologías Urbanas Sostenibles.

Contra el cambio

Macri visitó otras capitales del mundo, en el marco de la integración de CABA al Grupo de Liderazgo Climático “C40”, un conjunto de distritos que trabajan para reducir las emisiones de carbono y adaptarse al cambio climático.

La idea de generadores y cambio de huso horario

Generadores para todos: El 18 de diciembre, a raíz de los cortes de luz, Macri anunció que el Banco Ciudad abriría una línea de créditos “accesibles” para que “todo el mundo se pueda comprar” su propio equipo generador de energía eléctrica.

Un grupo electrógeno por edificio: Esa tarde también anunció que enviaría a la Legislatura porteña un proyecto de ley para que todos los edificios de más de seis pisos en la Ciudad deban contar con un grupo electrógeno.

Aclaración de Rodríguez Larreta: Tres días después, el jefe de Gabinete porteño aclaró que la norma para que los edificios tengan generador eléctrico solo sería obligatoria “para los edificios nuevos” que se construyan en la ciudad.

Emergencia eléctrica y asuetos: El 28 de diciembre de 2013 Macri decretó la “emergencia energética” en la Ciudad, anunció la creación de un “comité de crisis” y anunció asueto administrativo para el lunes 30 de diciembre en la capital.

Cambio de huso horario: Dos días más tarde, Macri sugirió en conferencia de prensa que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner “aplique un cambio de huso horario, que optimizaría el comportamiento de todos nosotros”.

Falso traspaso: El 30 de diciembre por la noche, el jefe de gobierno porteño concurrió al programa Desde el llano de la señal de cable TN donde fue consultado sobre una versión que ya había sido desmentida acerca de que el servicio de suministro eléctrico podría pasar a la órbita de la ciudad. Macri respondió: “Si cada vez que el gobierno tiene un problema me lo traspasa, entonces que me traspase el país. Porque la verdad que ya no les funciona casi nada”.

La ley contra el cambio climático es letra muerta

La principal ley es la 3871, contra el cambio climático y los fenómenos naturales. De todos sus postulados, no se avanzó en nada.
Sus temas son las directrices para incorporar en los procesos de Evaluación de Impacto Ambiental las consideraciones relativas a los impactos del cambio climático, la evaluación del efecto del cambio climático en la salud; el desarrollo de programas de vigilancia y control específicos con respecto a enfermedades infecciosas, de transmisión vectorial, de origen hídrico y por contacto con personas y animales infectados, y de los trastornos derivados de las olas de calor en la Ciudad. Nada de esto se empezó siquiera a hacer.

También es inexistente el desarrollo de actividades dirigidas a aumentar la concientización y participación ciudadana en la temática.

Sobre las acciones y medidas mínimas de mitigación, que establece la norma, no se avanzó con la promoción de prácticas, actividades y tecnologías de bajas emisiones de gases de efecto invernadero en los sectores de transporte, construcción, industria, comercio y gestión de residuos. Tampoco en la promoción de incorporar nuevas tecnologías que apunten a incrementar la eficiencia energética, y a colaborar en la sustitución de fuentes de energía no renovables por renovables, ni en la revisión del marco relativo a las normas básicas de construcción y edificación con el objeto de maximizar la eficiencia energética y reducir la emisión de gases de efecto invernadero.

Colocar generadores en todos los edificios de más de 6 pisos, como anunció el ingeniero Macri, más bien tendría un efecto opuesto al postulado de esta ley madre.

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