(Barrio de Flores) De acuerdo al Código de Habilitaciones y Verificaciones de la Ciudad, las alternadoras son “empleadas contratadas para alternar o bailar con los concurrentes” en los locales de baile clase A. Popularmente, se las conoce como coperas, porque una de sus tareas es lograr que los clientes consuman y las inviten con tragos. Y aunque la ley no lo contemple, a veces la relación con el cliente va más allá de compartir una copa. Pero si se aprueba un proyecto en estudio en la Legislatura porteña, tanto las coperas como las whiskerías o boliches que las emplean podrían desaparecer, lo que tendría incidencia en el barrio.
La iniciativa, impulsada por los diputados Carmen Polledo (PRO) y Gustavo Vera (Bien Común), plantea derogar la figura de alternadora y dar de baja las habilitaciones de los locales que las emplean. El argumento es que esa figura es una manera encubierta de fomentar la trata de personas y la explotación de la prostitución ajena.
Por un lado, el proyecto busca derogar las disposiciones del Código de Habilitaciones que hablan de la figura de la “alternadora” y regulan su actividad. El Código, que se basa en la ordenanza 33.266 de 1976, indica que las mujeres que ejercen este oficio deben inscribirse en un registro y contar con un carnet y libreta sanitaria. También precisa que puede haber una alternadora por cada dos metros cuadrados del sector destinado al público.
Por otra parte, incluye una cláusula transitoria que ordena que, pasados 90 días de la publicación de la ley en el Boletín Oficial, caducarán definitivamente las habilitaciones otorgadas según la ordenanza 33.266 de los locales donde se promueva, facilite, desarrolle o se obtenga provecho “de cualquier forma de explotación de la prostitución ajena u de otras formas de explotación sexual o se verifique alguno de los supuestos de trata de personas”.
“Muchos países en el mundo han quitado el disfraz legal que encubre la trata y proxenetismo -sostuvo Vera, presidente de la Comisión Especial de Trata de la Legislatura porteña-. Por eso es vital que en la Ciudad se sancione esta ley, algo que desde 2008 venimos solicitando junto a diversas ONGs”.
“Esto se enmarca en una voluntad política del Gobierno porteño de combatir el flagelo de la trata de personas -asegura Polledo, quien además es la vicepresidente primera de la Legislatura-. Y nosotros estamos generando herramientas institucionales para hacerlo”.
Pero tal como está planteado, el proyecto no elimina a los locales clase A. Según el Código, éstos son lugares donde se ejecuta música y/o canto hasta las 4; se ofrecen bailes públicos; se expenden bebidas; se sirven o no comidas, y se realizan o no números de variedades, con o sin transformación. En la lista también se incluye que cuentan con alternadoras. En Flores, la Agencia de Control Gubernamental inspeccionó tres: Lulu | Parador 64, Latino Bar y Enigma. NR