(Barrio de Flores) La industria del ladrillo presenta dos caras. Por un lado, las inmobiliarias celebran un repunte en las ventas de propiedades, paralizadas desde la aplicación del cepo cambiario. Pero las nuevas obras (públicas y privadas) no despegan, aunque en el sector prevén una reactivación hacia finales del año, principios del próximo. En líneas generales, especialistas y empresarios se muestran cautamente optimistas, especialmente por el resurgimiento del crédito hipotecario y los anuncios del Gobierno para mejoras de infraestructura, cuyo objetivo central es reanimar a la economía en su conjunto.
“La salida del cepo y las expectativas que generan los planes de créditos hipotecarios generan algunas señales positivas para el sector: suba de permisos para construir, de las operaciones inmobiliarias y las encomiendas a los arquitectos en la Capital Federal. De continuar esta tendencia, la industria podría comenzar a recuperarse en la última parte de 2016, comienzos de 2017”, resumió Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de la consultora Orlando Ferreres y Asociados.
Un estudio de esa consultora, precisamente, revela que la construcción cayó en los primeros cinco meses del año 8,5%. Además, “la inversión (en ladrillos) es uno de los segmentos de la actividad con mayor retracción a lo largo de 2016, pero esta tendencia podría modificarse próximamente”. Con respecto al auge de las hipotecas, Spotorno cree que “la recuperación del crédito abriría las puertas del mercado inmobiliario a la clase media, pero sólo hasta cierto punto. Esto no resuelve el problema de la relación del valor de las viviendas con el salario. En la década del 90, el metro cuadrado equivalía a un sueldo promedio. Hoy se necesita el doble para comprar lo mismo”.
Más allá de esto, las operaciones de compraventa en la Capital Federal repuntaron 17% en el primer cuatrimestre del año, comparado con el mismo lapso del año anterior. Según indica un estudio de la consultora Reporte Inmobiliario, entre enero y abril se escrituraron 10.302 propiedades, que contrastan con las 8.963 registradas en 2015. El alza, incipiente pero sostenida, no compensa el desplome producido principalmente por el cepo cambiario, que restringió un mercado tradicionalmente dolarizado.
Desde el primer cuatrimestre de 2011 (17.237 escrituras), las operaciones en Capital (distrito considerado termómetro) cayeron sucesivamente en 2012 (14.617), 2013 (9.225) y 2014 (8.983). Recién el año pasado el descenso se estancó. “Desde 1982 que no se hacían tan pocas escrituras. Pero esta recesión fue la más prolongada de la historia. De 2013 a 2015 fue un período fatal”, grafica José Rozados, director de Reporte Inmobiliario. Maximiliano Coll, gerente de Marketing del Banco Ciudad, completa el diagnóstico: “Desde octubre o noviembre se empezaron a concretar más operaciones. Pero el problema es que no había propiedades para comprar”, puntualizó.
La restricción a la operatoria en dólares produjo ese doble efecto perjudicial: el cepo redujo al mínimo las ventas y, como consecuencia, muchos propietarios se retiraron del mercado, es decir, desistieron de vender sus casas y departamentos. “Este año estamos creciendo lentamente, no es un boom pero estamos respirando mejor y hay movimiento en todos los escritorios”, señala Armando Pepe, titular de la inmobiliaria que lleva su nombre.
Pepe describe un panorama moderadamente optimista para los próximos meses, producto de varias cosas. Menciona los créditos UVI (Unidades de Vivienda, ajustables por inflación), la línea lanzada por el Banco Nación (tres años a tasa fija, ajustado posteriormente por el salario promedio), el blanqueo y el inminente relanzamiento del Plan Procrear. Ese conjunto de factores, según el empresario, permitirá revertir la tendencia negativa de los últimos años. “Las grandes trabas en estos últimos años fueron la inflación y la falta de crédito”, desliza Pepe.
Consultoras privadas estiman que la Argentina tiene un déficit de 3 millones de viviendas. Pero la falta de un mercado hipotecario es un problema crónico, tanto como la inflación. Hacia fines de los 90, las hipotecas representaban poco menos del 30% del total de las operaciones. “En los EE.UU., el 90% de las ventas se hacen a crédito. Con estas nuevas líneas que se lanzaron, se podrían duplicar las hipotecas, lo que es una buena noticia, pero todavía hay mucho por crecer”, remarca Coll, del Banco Ciudad.
“Los créditos se van a concretar de acá a 60 días. Es un proceso muy lento. De todos modos, las consultas crecieron mucho, pero por ahora lo que más se vende son las propiedades de menor metraje”, expresa Jorge Toselli, titular de JT Inmobiliaria. El empresario aclara que es notorio el mayor interés por parte del público, pero por ahora “hay más consultas que operaciones, y más alquileres que ventas”. Toselli añade que este es un año de transición y prevé un despegue recién en 2017. Mientras espera que las proyecciones se concreten, el empresario se prepara: “Estamos armando una estrategia de marketing y publicidad muy agresiva y tenemos previsto inaugurar una nueva sucursal en noviembre, en el barrio de Palermo”.
En esa misma sintonía, los desarrolladores inmobiliarios pronostican mejoras recién para el año próximo. “Hoy hay un gran parate y con un movimiento más tranquilo. Pero somos muy optimistas para el año próximo y nos estamos preparando para lo que viene”, dijo a iEco Gonzalo Monarca, CEO del grupo homónimo enfocado en la construcción de complejos inmobiliarios, principalmente en el GBA. El auge de los créditos hipotecarios, la expectativa por los resultados del blanqueo y una eventual reactivación de la economía, Monarca sintetiza que “son buenas señales y una gran oportunidad. Todo lo que está sucediendo es bueno, pero hay que darle tiempo”. NR
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