(Barrio de Flores) Desde su inauguración en 1913, hasta que fueron retirados de servicio 100 años después, los coches La Brugeoise o “brujitas” han transportado a miles de pasajeros en la línea A. Con estructura de madera, herrajes bañados en oro y lámparas con base de bronce, algunas unidades fueron declaradas patrimonio cultural de la Ciudad y cuatro ya se encuentran restauradas.
Sin embargo, otros vagones no tuvieron la misma suerte y serán subastados como chatarra. La empresa Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) rematará el 27 de enero seis unidades en desuso, dos “brujitas” y cuatro vagones Siemens. Será la primera subasta online de los vagones antiguos. Y los valores arrancan en $12.000 la unidad.
“Se trata de coches que fueron retirados de la red por motivos de seguridad operativa y en algunos casos tienen más de cien años. Por eso, la subasta es un mecanismo que permitirá obtener un ingreso extra, que será destinado a obras para mejorar la calidad del servicio y, al mismo tiempo, darle otro destino a estos coches que tienen una gran historia detrás”, indicó a Clarín el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte del Gobierno de la Ciudad, Franco Moccia.
En total, son cuatro vagones Siemens que prestaron recorrido hasta hace pocos meses en la Línea D y dos de La Brugeoise, que no están protegidos por la ley 4886 que declaró patrimonio cultural a los centenarios coches belgas, ya que están visiblemente dañados. Ambos participaron de un choque en enero de 2012, muy cerca de la estación Primera Junta, y los desafectaron del servicio.
El valor de los vagones Siemens, que tienen una longitud de casi 18 metros y un ancho de 2,60 metros, es de $12.000 cada uno, más IVA. En tanto que los dos de La Brugeoise, con 15,80 metros de largo, arrancan en $20.000 el dúo, ya que el precio de la madera como chatarra es menor que el del hierro.
Según informó a Clarín el gerente general de Narvaez Superbid, Juan Pablo Ardohain, el precio base de los vagones lo puso la subastadora. “Se llega a esos montos luego de una tasación del peso y los materiales que conforman las unidades, actualmente consideradas chatarra”, profundizó.
“Los precios de entrada parecen bajos, pero hay que considerar que una de las condiciones de los rodantes es que no pueden circular, y además, el costo de trasladarlos al destino final es muy alto, arranca en $100.000”, continuó Ardohain. Y corre por el comprador.
La logística del traslado involucra una grúa que lo levante y lo coloque en un camión, que a su vez deberá tener dimensiones especiales para poder transportar las reliquias, que pesan entre 28.000 y 34.000 kilos.
Sbase había anunciado en 2015 el lanzamiento de paseos nocturnos como una actividad turística, pero la iniciativa nunca prosperó. Por su parte, en 2013, el ex ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, confirmó que existía un proyecto para transformar a los vagones que pasaron a desuso de la línea A, en bibliotecas que se instalarían en los parques. Pero el plan tampoco se concretó.
La subasta se hará a través de la plataforma web Narvaez Superbid y está enfocada en encontrarles un destino gastronómico (como food trucks o camiones para vender comida, por ejemplo) o de hospedaje turístico que los haga operativos una vez más, ya que ninguno está en condiciones de volver a rodar (no tienen motor).
Los interesados en ofertar deben registrarse en www.narvaezbid.com.ar y aceptar las condiciones para la compra segura. Como se trata de una operación online, “se evita la participación de las ligas de compradores y de las pujas falsas, al tiempo que no se requiere manejar efectivo”, señalaron.
Los vagones en desuso presentan un desafío para muchos países. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires, se busca darles una nueva oportunidad, también lo hicieron en Nueva York, donde los ex coches de subte se convirtieron en un nuevo hogar para los arrecifes de coral. Más de 2.500 unidades fueron lanzadas al océano Atlántico en un período de cuatro años para crear un arrecife submarino que fuera hogar de crustáceos y peces. Los vagones se limpiaron previamente y todo el material reciclable fue retirado y vendido. La iniciativa, originada por el Metropolitan Transit Authority de la ciudad norteamericana, tuvo mucho éxito y pudieron comprobar que luego de una década se generó un ecosistema único de vida marina.
Ciudades como Londres y París eligieron conservar muchos de los vehículos originales como patrimonio, aunque en la capital francesa pocos rodados están visibles al público. Mientras que en el Museo del Transporte de la ciudad británica se puede observar las originales locomotoras del Underground y del Metropolitan Railway.
En Budapest, en Hungría, la vieja flota de coches de madera fue recarrozada metálicamente en la década del 70 y sólo se conserva una tripla original en exhibición en un museo.
Por su parte, la Sociedad de Transporte de la ciudad de Montreal, Canadá, lanzó una convocatoria pública para comprar y reutilizar alguno de los 336 coches originales del Métro de Montréal que prestaron servicio durante los últimos 50 años. Las autoridades del Metro decidieron preservar sólo tres coches. NR