Cuarentena: Lautaro cuenta su experiencia de aislamiento para dar aliento a los vecinos

(Barrio de Flores) Debido al avance del coronavirus en el país, hace días que desde el Estado se viene pidiendo a los vecinos que realicen una cuarentena preventiva, y se dispusieron numerosas medidas para facilitarla. Muchas personas comprendieron los riesgos y comenzaron a tomar recaudos, pero muchas otras seguían sin comprender la magnitud de la crisis y continuaban saliendo a las calles sin cuidado, realizando reuniones y hasta yendo a eventos.

Una y otra vez desde el Gobierno nacional se repetía “no son vacaciones”, pero debido a que muchos no cumplían con las recomendaciones finalmente se debió decretar el aislamiento “preventivo y obligatorio” de la población desde este viernes hasta el 31 de marzo. “Es hora de comprender que estamos cuidando la salud de los argentinos”, dijo el presidente Alberto Fernández.

A raíz de esta situación preocupante, Lautaro, el joven vecino de Flores que recibió un trasplante de médula ósea en 2012, y su familia decidieron compartir su experiencia de un año y un mes de aislamiento, para demostrar que es posible cuidarnos entre todos.

En el 2011, cuando Lauti tenía 10 años, le diagnosticaron leucodistrofia metacromatica, una enfermedad degenerativa que ataca el sistema neurológico. “El 19 de junio de 2012 me admitieron en el Duke Hospital para realizar el tratamiento de trasplante de médula ósea con el fin de detener el avance de mi enfermedad”, comienza el relato que compartieron en las redes de la Fundación Lautaro Te Necesita. Y continúa: “Tuve que mantenerme bajo régimen de aislamiento por mucho, mucho tiempo. Tuve que quedar internado por 50 días corridos, luego alojarme en la Casa Ronald de Durham por un año entero sin contacto con el otro”.

Lauti estuvo separado de sus hermanos por mucho tiempo y a su papá lo veía cada vez que viajaba a Estados Unidos, donde llevaba a cabo su recuperación. “Y lo hacía siempre que podía para no abandonar a ninguna de las dos partes en las que mi familia se había escindido. Mamá me acompañaba permanentemente aunque trataba de esconder sus penas”, cuenta.

Fueron “un año y un mes de aislamiento para poder regresar a casa y seguir con recaudos (pocas visitas, pocas salidas) hasta que mi sistema inmune se recuperó. Esto llevó casi dos años”.

Hoy, con el ánimo de la sociedad atravesado por la pandemia, el vecino del barrio da esperanza y sostiene que “se puede. Claro que se puede. Con tu aliento, con tu estímulo y el de todos, lo pude lograr. Por eso te digo que ahora también vamos a poder”.

“El milagro somos cada uno de nosotros. Cuidate y cuida del otro”, finalizan las palabras de aliento. Ejemplo de esfuerzo que debemos seguir para salir adelante todos juntos.

Escribe Natalia Rivarola