El sistema de Boleta Única Electrónica superó las expectativas y fue elogiado por los votantes por su rapidez y facilidad.
(Barrio de Flores) El debut de la Boleta Única Electrónica (BUE) superó las expectativas previas y generó, salvo algunas excepciones, que se agilizara el trámite de la votación en los 811 centros habilitados para sufragar. La tecnología aplicada, contracara del estado edilicio de muchas de las escuelas donde estaban dispuestas las máquinas, permitió también que el recuento fuese más veloz que en anteriores elecciones. Y que a las 21:30 hubiera un resultado consolidado con el 92,4% de las mesas escrutadas.
Según consignó Tiempo Argentino, las máquinas de ensayo y el personal dispuesto en los colegios para auxiliar a los votantes en el proceso que demoraba en promedio un par de minutos fueron las claves de la experiencia exitosa. Falta de privacidad –al no haber cuartos oscuros– y máquinas que debieron “resetearse” varias veces fueron los puntos débiles del nuevo sistema que arrojó un dato político para la lectura electoral: desalentó el tradicional “corte” de boleta (en el actual, pasó a denominarse “voto por categoría”).
“Rapidez y facilidad” fueron los conceptos más elogiados por los porteños del sistema de impresión de la BUE. El resultado de su aplicación acalló las críticas que durante dos meses pusieron en duda la viabilidad del servicio licitado a la empresa Magic Software Argentina (MSA) por 250 millones de pesos (terminó cobrando $ 216 porque el sistema no fue usado en las PASO).
Las experiencias relevadas por Tiempo arrojaron que “simple” y “más fácil” fueron las conclusiones del debut, a la salida de los electores. “Fue muy ordenado”, sostuvo Bárbara en la mesa 4212, de Villa Real. Natalia, en Villa del Parque, suscribió y puso de relieve la mejor organización en los centros de votación. Alejandro votó en Devoto, en la mesa 4962, y resaltó que los mayores se adaptaron de modo sencillo al sistema.
En varias mesas sucedió todo lo contrario de lo que se especulaba que ocurriría: los mayores tenían más claro cómo votar. Habían practicado previamente o se habían interiorizado sobre su funcionamiento. Los fiscales y el personal desplegado por la Defensoría del Pueblo tuvo que asistir a los más jóvenes, que no se habían informado y cometían errores.
Yamila, en Palermo, aseguró que en la mesa 6589 “fuimos al mediodía y votamos tres personas en diferentes mesas. Nadie tardó más de diez minutos en la cola y en votar. La verificación a todos nos dio bien.” “Pensé que iba a tardar pero hice rapidísimo“, indicó Silvia en la mesa 4965, de Devoto. María Sol, en la Escuela Ricardo Gutiérrez, de Constitución, destacó la presencia del delegado del Tribunal Superior de Justicia –asignados a los lugares de votación– que recorrían las mesas para verificar que todo estuvieron funcionando correctamente. El sistema resistió de manera exitosa un procedimiento de verificación aleatorio de los CD que usaban los aparatos, realizado a pedido de ECO.
El error común que cometían algunos era doblar la boleta al revés, es decir, dejando los datos hacia afuera, en lugar de ocultarlos. En una escuela de Julián Álvarez al 200 una persona mayor les preguntó a las autoridades de mesa “dónde está el mouse” para usar la máquina, acaso acostumbrada a ese sistema y no a la pantalla táctil. Otro votante, cuando le pidieron que chequeara que su voto coincidiera con el registrado en el chip dijo a viva voz: “Martín Lousteau”. Las autoridades de mesa, como se trataba de una persona mayor, decidieron no impugnar su voto.
Fuente: Tiempo Argentino