(Barrio de Flores) Si todo saliera como las autoridades porteñas lo esperan, mañana podrían mudarse los primeros manteros que hasta anteayer desplegaban su actividad en las veredas y bocacalles de la avenida Avellaneda a un galpón en Once. Así, la Ciudad busca avanzar en el proyecto para despejar ciertos puntos conflictivos donde el comercio ilegal se adueñó del espacio público.
A primera hora de la mañana de ayer, cientos de efectivos de la Policía Federal y de la Metropolitana se apostaron a lo largo de una decena de cuadras de Flores con el objetivo de impedir la instalación de los puesteros. El operativo tuvo momentos de tensión.
Casi en voz baja, la Ciudad daba así el puntapié inicial para ofrecerles a los vendedores un lugar alternativo donde instalarse. En este caso se trata de un galpón que era utilizado como estacionamiento por la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (Sofse) en la calle Perón al 3000, entre Ecuador y Jean Jaurès, en Once.
Mediante un traspaso firmado entre la entidad ferroviaria y la ciudad, se acondicionó el predio. En el galpón cerrado ya fueron instalados 81 puestos. Están ubicados en stands a cada lado contra la pared y en una hilera que atraviesa longitudinalmente el galpón. Afuera se apostarán alrededor de 200 comerciantes. El horario de funcionamiento del predio será acordado con los vendedores que trabajen allí.
Con el operativo en marcha para evitar la instalación de los manteros en las veredas de Flores, se montó una oficina móvil en la plaza Vélez Sarsfield, a unas diez cuadras del epicentro del desalojo, para proponerles a los vendedores una opción para mudarse y seguir ejerciendo la actividad, aunque esta vez bajo normas reguladas y adheridos a un marco legal.
Hasta las 16.30 de ayer, 66 manteros se habían empadronado con la intención de reubicarse en Once, aseguraron fuentes del gobierno de la ciudad. Habían dado el primer paso.
Una vez anotados, los interesados debían acercarse a la sede de la comuna 7. Allí se corrobora la identidad de la persona y luego se constata la ausencia de antecedentes penales.
El comerciante que quiere tener su lugar en el nuevo paseo comercial debe pagar monotributo y tener las facturas que demuestren la procedencia de la mercadería que vende. Desde la Ciudad estimaron que, si los trámites de control de los requisitos avanzan, mañana podrán instalarse en el predio los primeros manteros. Hoy, en tanto, continúa el empadronamiento.
Tres años atrás, la Ciudad pudo controlar la venta callejera ilegal en la estación Constitución, en la peatonal Florida y en el barrio de Retiro. En este último caso, se reubicó a parte de los manteros en un galpón lindero a la terminal ferroviaria, pero el plan no avanzó. Cada tanto, algunos manteros insisten en volver al lugar.
La puesta a punto del galpón está prácticamente finalizada. Según la Ciudad, habría varios interesados en el proyecto. Pero no significa que todos estén de acuerdo con esta mudanza.
Elena Centeno es delegada de un grupo de vendedores de la avenida Avellaneda y no está conforme con el traslado. “Vamos a resistir; no nos vamos a ir de acá. Si la policía se queda acá 50 días, nos quedamos también 50 días”, afirmó. Según la mujer, el galpón en cuestión es el mismo que les ofrecieron hace unos meses a los vendedores callejeros de Once. “Ahora dicen que es para nosotros. ¿Nos lo van a dar a nosotros y los van a dejar a los de Once a la calle? Somos 3000 personas, ¿dónde vamos a entrar en un lugar con 300 puestos?”, cuestionó.
Cuando el jefe de gobierno Horacio Rodríguez Larreta indicó, meses atrás, que había un plan para reubicar a los manteros, entre los vendedores que ocupan las veredas de Once corría el rumor de que su destino estaba en ese galpón detrás de la terminal de trenes.
Será por eso que Alejandra, mantera de la avenida Pueyrredón al 200, preguntó confundida: “¿Cómo es que a ellos los traen para acá? Cuando nos toque a nosotros, ¿nos van a mandar a otra punta? No tiene sentido”. A su colega Juan Carlos Páez ni siquiera se le cruzaba la idea de reubicarse. “La venta está en la calle, no en un galpón”, dijo.
Miguel, que vende ropa interior masculina cerca de la avenida Corrientes, se mostró satisfecho con la mudanza. “Esta bien. Hay que despejar las veredas. Se ven muchos robos”, aseguró. NR
Fuente: La Nación