(Barrio de Flores) -Se va contenta…
-Vos estuviste ahí adentro con mi hija, hace 40 minutos que la estoy esperando, vos sabés que ella es discapacitada.
-¡Eh, me vino a pedir agua!
Ya era tarde esa noche del 26 de octubre del año pasado y a Alberto le preocupó que su hija de 21 años no llegara a casa. Eran las 22:20 y decidió ir a buscarla. Recorrió el trayecto que Romina hacía todas las noches después de sus clases en el instituto de enseñanza al que concurría cuando la vio salir de la cabina del banderillero del ferrocarril Sarmiento, en el cruce de Donato Álvarez y Yerbal, en el límite del barrio.
Alberto se acercó y le recriminó al hombre que acompañaba a su hija. “Se va contenta”, le dijo el hombre, canchero. El padre le contestó que era discapacitada. “Me vino a pedir un vaso de agua“, fue lo último que dijo cuando Alberto lo empezó a correr. Se refugió en un local de comidas rápidas que está a una cuadra, sobre Donato Álvarez. Alberto lo persiguió y lo retuvo hasta que llegó la policía. Romina -un nombre de fantasía usado en esta nota para proteger su identida- es hipoacúsica, muda y tiene un retraso mental.
Así, se inició una causa penal contra el banderillero y a partir de la investigación se supo que desde julio hasta octubre pasado Romina había sido violada por lo menos en ocho ocasiones por H.D.B –las iniciales del acusado– de 33 años, casado y con domicilio en la villa 1-11-14.
La víctima contó que cuando volvía a su casa el banderillero la obligaba a entrar a la cabina donde tenía una cama, la cerraba con llave y la violaba: la hacía que le practique sexo oral, la penetraba vaginal y analmente y la filmaba con su celular.
Producto de estos abusos, Romina tenía un embarazo de nueve semanas y le practicaron un aborto legal en el hospital Álvarez. “Yo mamá por D.”, dijo cuando declaró en la Justicia.
La causa está a cargo de la jueza de instrucción Karina Zucconi y del fiscal Martín López Perrando. El fiscal pidió la detención de H.D.B por la gravedad del hecho, para resguardar las medidas de prueba y porque en caso de condena la pena es de cumplimiento efectivo y eso podía generar un riesgo de fuga. La magistrada rechazó el pedido.
La prueba principal en el expediente fue la declaración de Romina. Mediante un celular, lo hizo primero ante profesionales de un programa de contención de víctimas y luego en una cámara Gesell con integrantes del Cuerpo Médico Forense.
Romina contó cómo en el 26 de octubre pasaba por la vía y H.D.B la obligó a entrar a la garita, la besó, la manoseó, la tomó del pelo y la obligó a meter el pene en su boca. Según su relato, no era la primera vez que lo hacía. Frente a los especialistas que tomaron su testimonio, Romina contó al menos otras siete violaciones que ocurrían siempre de la misma manera.
Dijo que el banderillero la obligaba a tener sexo cuando ella con señas le decía que no. Contó que eso le daba “asco”, “temor” y “desagrado”, según las constancias de la causa a las que accedió Infobae. Relató que la obligaba, que la penetraba por la fuerza. Y que todo eso lo filmaba con su celular.
Romina describió al violador como “un hombre que tiene un arito en la ceja, con pelo oscuro” que trabaja “subiendo y bajando la barrera”. También contó que H.D.B le envió una solicitud de amistad a cuenta de la red social Facebook.
Los médicos forenses señalaron que el relato de Romina no fue influenciado por otras personas y que “ha sido posible determinar desde la perspectiva psico- diagnóstica, la existencia de registro de daño físico, con su correlato de trauma psíquico, relacionable causalmente a los hechos denunciados”.
“Desde la evaluación psiquiátrica y psico-diagnóstica se ha determinado la presencia de indicadores de trauma de origen sexual, vinculable en forma directa con los hechos bajo investigación “, agregaron los profesionales.
El acusado negó los hechos cuando fue indagado. Dijo que ella le pedía un vaso de agua cuando pasaba por la cabina y que las relaciones eran consentidas. Pero la declaración de Romina, la descripción que dio de él y el análisis de los médicos descartaron su versión. La jueza de instrucción Karina Zucconi lo procesó por el delito de abuso sexual agravado por haber mediado acceso carnal, reiterado en al menos ocho oportunidades.
El procesamiento fue ratificado el mes pasado por la Cámara del Crimen. Marcelo Lucini y Magdalena Laiño, jueces de la Sala IX de la Cámara, señalaron que la prueba era suficiente para que vaya a juicio oral y descartaron un argumento de la defensa que aseguró que la joven era violada una y otra vez según su relato y a pesar de eso seguía pasando por el mismo lugar.
“Se explica por dos razones básicas: por un lado, ese era el trayecto que efectuaba para volver a su casa desde el instituto educativo y, por el otro, es evidente –y por cierto lamentable- que su particular situación fue la que le impidió tomar medidas para evitar cruzar nuevamente al imputado, o al menos denunciarlo oportunamente“, rebatieron.
El fiscal López Perrando destacó el especial estado de vulnerabilidad de la víctima: no conoce la lectura de labios, tiene poco lenguaje de señas y su retraso mental. La causa está cerca de ser elevada a juicio. El fiscal López Perrando pidió el 17 de abril que pase a esa etapa. NR
Fuente consultada: infobae