Frente al incremento de la delincuencia en el barrio de Flores, cada día son más los padres que acompañan a sus hijos a la escuela por miedo a sufrir un robo.
La inseguridad viene siendo un tema de gran preocupación para los vecinos del barrio porteño de Flores, es que desde hace un tiempo, los arrebatos y robos son temas cotidianos.
Cada día se escuchan más casos de hurtos de celulares, mochilas, ropa y calzado hacia los jóvenes. Alumnos de las diferentes escuelas del barrio han sido víctimas de asaltos a la hora de ir a estudiar. Suceden en la calle, cuando los chicos van o regresan de la escuela, aunque el horario crítico es por la oscuridad de la mañana o a la tarde en época invierno.
“Cuando voy o salgo de colegio nunca lo hago solo, siempre me muevo con algún grupo de amigos para estar mas seguro”, contó un alumno del barrio que concurre a la escuela Ana Maria Janer ubicada en la calle Juan Bautista Alberdi.
La cantidad de adolescentes que van solos a la escuela es cada vez más escasa debido al alto nivel de inseguridad que se esta viviendo.
Policías y vecinos coinciden en que el mayor motivo de preocupación es la proliferación de robos a mano armada, la mayoría hacia adolescentes quienes no tienen las herramientas suficientes para defenderse por si solos, que es lo que los diferencia de los adultos y es por esto mismo que se vuelven un blanco fácil de atacar.
Las vías del tren y bajo las autopistas son los lugares de mayor riesgo y es ahí donde por donde habría que empezar a solucionar el problema.
Un portero de un edificio de la calle Juan Bautista Alberdi aseguró: “No se puede creer como aumentaron los robos en el barrio, claro, los chicos son el punto clave de los delincuentes porque se sabe que todos tienen celulares encima”.
Frente a la poca cantidad de policías en las veredas, los padres se ven obligados a acompañar a sus hijos al colegio y ver como entran al instituto para quedarse tranquilos durante el día.
“Lo mas preocupante, es que quienes efectúan los robos, también son adolescentes. Roban hasta las carpetas de nuestros hijos, es como un mano a mano”, aclaró, preocupada, una vecina del barrio. “Yo no tengo lo que vos tenés, así que te lo saco”, parecería suceder.
Una solución a este problema podría llegar a ser implementar un recorrido a la hora de ir a estudiar acompañado por un padre diferente cada día y establecer una ruta y un horario determinado para que los chicos se sientan seguros a la mañana. El problema aparece en aquellos papás cuyo horario laboral comienza desde temprano. Algunos optan por llevar a sus hijos al colegio antes, o en el caso de que el instituto tenga micro, dejar a sus hijos ir en él.
La implementación de “Senderos seguros” seria un punto clave para hacerle frente a esta situación de delincuencia hacia los más jóvenes. El “Sendero seguro” es un camino protegido y vigilado por la gente del mismo sector (vecinos, padres, comerciantes, docentes, policías, entre otros) para que los chicos puedan concurrir y regresar tranquilos de las escuelas. Entre los años 2006 y 2008 se implementaron estos mismos corredores que habrían beneficiado a escuelas y alumnos en el barrio de Flores, pero luego los sacaron. Volverlos a efectuar podría llegar a ser la mayor solución que se podría encontrar para frenar los robos.
La ayuda de los comerciantes también podría ser una solución a esta dificultad; por las mañanas las calles están “desiertas” y eso las hace el momento oportuno para robar, por eso, si los locales abrieran más temprano sería favorable para obtener más movimiento en las veredas, o destinar a algún empleado unos minutos para que salude a los chicos al pasar y así ellos se sientas mas protegidos.
La seguridad aplicada de diferentes maneras, tanto a través de la policía como por los vecinos es indispensable para combatir este problema que tanto nos preocupa a todos.
Escribe Sofía Quilici