Guillermo Dietrich ha adelantado que se estudia la aplicación de una tarifa plana para quienes combinen diferentes sistemas de transporte público.
(Barrio de Flores) Invertir en el transporte público de pasajeros; mejorar la calidad de los 20 millones de viajes que se hacen diariamente en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA); estudiar los tipos de tarifa que podrían aplicarse, e intentar combinar eficientemente los modos de movilidad son algunos de los desafíos de la nueva gestión de transporte que involucra a las autoridades nacionales, bonaerenses y porteñas.
Uno de los principales objetivos es volver atractivo el uso del transporte público en desmedro del auto. Hoy, según cifras del Ministerio de Transporte porteño, la mitad de la gente se moviliza en auto. En este sentido el flamante ministro del área a nivel nacional, Guillermo Dietrich, ha adelantado que se estudia la aplicación de una tarifa plana para quienes combinen diferentes sistemas de transporte público.
“La movilidad es un derecho y se compone de varios aspectos: uno es la tarifa, pero no es menor que se deba tener en cuenta el tratamiento del espacio público, así como también la comunicación y la claridad para establecer las conexiones para llegar a destino”, explica Inés Schmidt, investigadora de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA.
Transferencias más cortas
“Primero hay que facilitar. Cuando facilitás, mejorás el sistema. Todo lo que aliente a hacer la transferencia en el menor tiempo posible, con la mejor seguridad, impacta muy positivamente en el viaje de las personas”, agrega la experta.
Volviendo a la tarifa, los modelos a seguir son varios. En distintas metrópolis del mundo existen ejemplos, adaptados a sus propias características.
Andrés Borthagaray, director para América latina del Instituto para la Ciudad en Movimiento, recuerda el caso parisino: “El Navigo fue el sucesor de la Carte Orange, un abono mensual o anual. Cuando se puso en marcha aumentó el uso del transporte público en un 50%. En otras ciudades brasileñas implementaron el billete único, con un subsidio alto. En nuestro caso se impulsó la tarjeta Sube, con un sistema de pago por viaje”.
En este sentido, en la Argentina, el subsidio se les otorga a las empresas de transporte y está directamente relacionado con el pago del boleto.
“En general, el boleto paga sólo una parte de la operación de los servicios de transporte público. La diferencia puede venir o bien de un aporte de los usuarios, con diferentes modalidades en Francia o Brasil, o bien de aportes del Tesoro, como en nuestro caso. En el caso de Londres, es interesante que la tasa a la congestión (de los autos particulares que entran en el macrocentro) va al transporte público y es parte de un financiamiento cruzado. Los ingresos de los peajes podrían formar parte de un plan de inversiones en el transporte público”, señaló Borthagaray.
Proyectos en estudio
Según pudo averiguar la nacion, en la actualidad se trabaja en dos grandes proyectos: una gran estación central que permitiría combinar líneas de ferrocarril, denominada Red de Expresos Regionales, y estaría bajo el Obelisco, y en la ampliación del sistema Metrobus. Aunque también se piensa en el rediseño de recorridos de líneas de colectivo y en financiamiento y mejora en la eficiencia del subte porteño. Los lineamientos sobre el costo del boleto y su alcance se conocerían primero.
La opción que más simpatías suma es la de un boleto por tiempo, como sucede en Santiago de Chile o en Roma. En el gobierno porteño creen que el modelo de París, que permite hacer transbordos con distintos medios de transporte por zonas, no funcionaría en la región por la composición social del AMBA, en donde el mayor poder adquisitivo está en la Capital.
Según el medio de transporte usado, el porcentaje más alto lo capta el colectivo: el 33,5% de los habitantes lo utiliza exclusivamente; el 4,9% de los usuarios toma dos líneas, y el 2,8% combina el viaje en ómnibus con el tren. Según los estudios de la Subsecretaría de Tránsito y Transporte porteño, el 86% de las personas realiza viajes únicos.
“Mientras mayor cantidad de medios de transporte se pudieran incluir en el esquema de boleto único, más eficiente sería. La bicicleta puede ser incorporada también, ya que muchas veces se utiliza como inicio o como final de un viaje”, agregó Schmidt. En París, por caso, está incluida en el abono Navigo.
Juan José Méndez, actual ministro de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, indicó que el uso del sistema de bicis seguirá siendo gratuito. Y que la tasa de congestión no es una posibilidad en este momento. “En el contexto actual es una medida injusta por cómo se distribuye la renta. Es que en el AMBA los sectores con mayores necesidades y que hoy ya pagan más por necesitar mayor cantidad de viajes son los más alejados de la Capital. Muchas de esas personas llegan al centro a trabajar en auto.”
“Si se agrega un cargo, los de mayor poder adquisitivo podrían seguir pagando, mientras que a los que llegan desde más lejos se les empeoraría el confort del viaje”, explicó el funcionario.
La nueva gestión metropolitana de tránsito y transporte estará centrada, en una primera etapa, en mejorar la calidad de los viajes en transporte público para conseguir que la gente abandone el auto. Sólo después se podría evaluar una tasa por congestión, por ejemplo.
En el gobierno porteño también se han descartado las políticas que pretenden disminuir el tráfico restringiendo la circulación por número de patente. Los funcionarios del área creen que en ciudades como San Pablo, Bogotá o Madrid no son eficientes y terminan empeorando las condiciones. Es que muchas personas deciden comprarse un segundo auto para contar con otra numeración en la patente y, en general, ese auto es de menor valor y menos eficiente en términos medioambientales. NR
Fuente: La Nación