
Este Domingo, dispuesto internacionalmente por Naciones Unidas, impulsa a la memoria de las personas que murieron en la Argentina en accidentes de tránsito, más de 78.000 en los últimos 10 años, a los más de 140.000 discapacitados permanentes, así como a los 10 millones de fallecidos en todo el mundo. Pero también merecen ser recordados los seres queridos de las víctimas, que han padecido la pérdida repentina de un ser amado, con su enorme carga de sufrimiento y cambios en sus vidas. En nuestro país, ninguna guerra, ni catástrofe o desastre natural ha producido semejante tragedia.
El mejor homenaje que como sociedad se les puede brindar es hacer lo necesario para que estas muertes evitables no sigan repitiéndose. Priorizar la vida en las calles y rutas por medio de una planificación para una movilidad sustentable constituye un clamor mundial.
En esta línea, Naciones Unidas ha lanzado el “Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2011/20” solicitando a gobiernos, instituciones intermedias y a toda la sociedad, a comprometerse en acciones concretas para disminuir significativamente el número de muertos y heridos en ese lapso. En Argentina, más allá de la responsabilidad que le cabe a cada individuo, el Estado tiene una responsabilidad indelegable. Por ello, desde Luchemos por la Vida reiteramos nuestro petitorio:
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La seguridad vial debe continuar afirmándose como una cuestión de política de estado; por medio de esfuerzos coordinados y decisiones mancomunadas por las autoridades nacionales, provinciales y municipales responsables del tema. La Agencia Nacional de Seguridad Vial está orientada en este sentido. Sin embargo, más allá de otras medidas pendientes de realización, se necesita en forma urgente que se concreten en todo el país, con coherencia y responsabilidad, para salvar vidas, y sin fines recaudatorios:
– Los controles eficaces en calles y rutas, que aseguren la vigencia práctica de la ley (por ej. controles de velocidades, alcoholemia, cinturones de seguridad y cascos, etc.) y sanciones efectivas a los infractores.
– Que se asegure una adecuada preparación y otorgamiento serio y responsable de las licencias de conducir en todo el país.
– Que se concrete la educación vial sistemática y continua, en los programas de estudio y en las aulas de escuelas pre-escolares, elementales y medias en todo el país.
– Que se realice una planificación urbana que posibilite el tránsito fluido y ordenado y la masiva protección de todos los usuarios de la vía pública.
– Que todos los funcionarios públicos den un buen ejemplo personal del cumplimiento de las leyes de tránsito (cinturón de seguridad, velocidad, alcohol, estacionamiento, etc.)
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LA PAZ Y LA VIDA EN LAS CALLES Y RUTAS DEPENDEN DE TODOS
Dr. Alberto José Silveira
Presidente de
Luchemos por la Vida
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