De esta manera Mario Poli continúa su carrera como sucesor de Bergoglio. El Papa nombrará a otro 19 religiosos provenientes de doce naciones.
(Barrio de Flores) Se esperaba de un momento a otro. Y el Papa aprovechó el Angelus de hoy para anunciar los nombres de los primeros 19 cardenales de 12 naciones de su pontificado, que creará en el consistorio del 22 de febrero. Entre ellos hay seis europeos, cinco latino y centroamericanos -uno de ellos es el argentino Mario Aurelio Poli , sucesor de Jorge Bergoglio en la arquidiócesis de Buenos Aires-, dos africanos, dos asiáticos y un canadiense.
Francisco designó a otros tres cardenales mayores de 80 años, es decir, sin derecho a voto en el cónclave que algún día deberá elegir a su sucesor, pero que sí podrán participar de las cruciales reuniones que preceden esa votación al entrar a ser parte del Colegio Cardenalicio. Se trata de Loris Capovilla, el famoso secretario de Juan XXIII, de 98 años; Fernando Sebastián Aguilar, arzobispo emérito de Pamplona; y Kelvin Feliz, presidente emérito de la Conferencia Episcopal del Caribe.
Con esta primera selección de cardenales, los máximos colaboradores del Papa, Jorge Bergoglio volvió a dejar en claro el rumbo y estilo que quiere imprimirle a su pontificado. De hecho, sorprendió al designar a cinco nuevos cardenales de la periferia del mundo, fiel reflejo de esa Iglesia “pobre para los pobres” que dijo desear ni bien asumió como sucesor de Joseph Ratzinger en marzo pasado.
Así, decidió nombrar cardenal al arzobispo de Ouagadougo, Burkina Faso, uno de los países más pobres de Africa; al arzobispo de Abidjan, Costa de Marfil, Jean-Pierre Kutwa; al arzobispo de Cotabato, en conflictiva zona de Mindanao, en Filipinas; al obispo de Les Cayes, Chibly Langois, de Haití, una de las naciones más míseras del planeta, que aún lucha por levantarse del terrible terremoto que lo devastó. Por otro lado, designó al arzobispo de Seúl y administrador apostólico de Pyongyang, Corea, Andrew Yeom Soo jung.
Más allá de esta atención evidente hacia las periferias del mundo, Francisco respetó la tradición que indica que algunos cargos de la Curia romana son cardenalicios. De hecho, tal como LA NACION anticipó, designó a su flamante número dos, es decir al secretario de Estado del Vaticano, arzobispo Pietro Parolin, hasta hace poco nuncio en Caracas. Además, al actual prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el alemán Gerhard Muller y a los italianos Beniamino Stella y Lorenzo Baldisseri, prefecto de la Congregación del Clero el primero y secretario general del Sínodo de Obispos el segundo.
Si en cónclaves anteriores los europeos solían llevarse la mayor cantidad de púrpuras, con Francisco las cosas cambiaron. Apuntando a un Colegio Cardenalicio más internacional, el Papa designó sólo a dos europeos (sin contar a los cuatro italianos “curiales”): al británico Vincent Nichols, arzobispo de Westminster, Londres; y a Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia. Esta última designación fue la que más ruido hizo en Italia, donde muchos esperaban que el Papa designara a los arzobispos de ciudades como Venecia y Turín. Pero, en otra señal de qué tipo de Iglesia quiere, Francisco prefirió darle la púrpura a una ciudad como Perugia sin tradición cardenalicia, pero cuyo titular, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana, es alquien que estima mucho.
América Latina, donde se estima que vive la mitad de los católicos del mundo y en ocasiones anteriores poco representada, esta vez salió ganando.
Al margen de nombrar cardenal a Mario Aurelio Poli, su sucesor en Buenos Aires, fueron designados los arzobispos de Santiago de Chile, Ricardo Ezzati Andrello; de Río de Janeiro, Orani Joao Tempesta, anfitrión de la exitosa Jornada Mundial de la Juventud de julio pasado; y de Managua, Nicaragua, Leopol Brenes Solorzano.
En América del Norte, finalmente, Francisco designó a Gerald Cyprien, arzobispo de La Croix de Quebec, Canadá. Pero, volviendo a sorprender, a ninguno de los arzobispos de los Estados Unidos que se consideraban candidatos.
Fuente consultada: La Nación