Al lado de los altos edificios modernos / sufren las bajas casas de múltiples inviernos”, escribió Alfonsina Storni en su poema “La ciudad”, donde habla de los avances de la modernidad sobre los barrios porteños. En el barrio de Flores, en la calle Terrada número 578, se encuentra la última casa que habitó la poeta. Fueron sus últimos años antes de quitarse la vida en las frías aguas del mar, un octubre de 1938.
La ilustre supo llenar de orgullo al barrio y varias generaciones les dijeron a sus hijos: “Acá vivió Alfonsina, ¿sabés quién es?”. Pero el orgullo se convirtió en alerta, porque las ventanas de la casa donde vivió Storni amanecieron tapiadas con carteles y ladrillos. Y cualquier porteño sabe que es la instancia previa a la demolición.
Por ahora el asunto está en standby, porque el legislador Patricio Di Stéfano, del PRO, presentó en la Legislatura un proyecto para declarar el lugar como patrimonio histórico de la Ciudad. Así, una protección cautelar logró impedir la demolición. Sin embargo, la Comisión de Vecinos de Flores no se conforma con lo obtenido: “El proyecto de salvar la casa de Alfonsina nos parece bien. Pero nosotros queremos que se convierta en un lugar de la literatura, del encuentro de la gente del arte. Lo estamos reclamando desde 1997, cuando trataron de demolerla por primera vez. Ya vimos tantas casonas derrumbadas, que queremos salvar ésta, una de las últimas casas históricas que quedan en el barrio”, explica Carlos Demarco, que preside la comisión.
El barrio de Flores tiene una rica historia vinculada a la cultura, y en particular a la literatura: Julio Cortázar, Roberto Arlt, Oliverio Girondo, Baldomero Fernández Moreno son algunas de las figuras que vivieron y se inspiraron en el barrio para escribir sus obras.
Pero muy pocas de esas viviendas siguen en pie.
“Vemos una frialdad en toda la cúpula política sobre nuestra historia, sobre nuestro pasado. Nosotros, al contrario, como simples vecinos intentamos salvar la historia de nuestro barrio, que es un poco la historia de la ciudad y, en el fondo, es la historia del país. Un país sin historia tiende a perecer”, dice Demarco.
La comisión de vecinos ya ha tenido algunas éxitos: la recuperación de la casa de la familia Marcó del Pont, un enorme caserón construido a mediados del siglo XIX y hoy, salvado de la picota, es la Casa de la Cultura de Flores; la terminación de la escuela Enrique Parker y de la Plaza de los Periodistas: “La primera dificultad que tuvieron las empresas que hacen torres fue con nosotros. En la Plaza de los Periodistas, iban a construir cuatro torres de 25 pisos, un shopping y una cochera para 400 automóviles. Eso, cuando en Flores no hay espacios verdes y gran parte de las cloacas que tenemos se colocaron durante gobierno de Sarmiento. Todo eso lo investigamos, y lo frenamos”, recuerda Demarco.
¿Cómo es la casa de Storni?
Es una casa de principio de siglo como las que construían los italianos. En su momento era una casa señorial, el color original era gris, tenía los pisos de pinotea y una extrañeza para esa época: dos baños. vivió en otras casas en Flores, pero la más emblemática, porque es donde más vivió, fue en Terrada. Ahí la visitaba su amigo Quinquela Martín.
¿Qué propone la Comisión?
La idea es recuperar toda la historia, que la casa tenga una función social, hacer un centro cultural, darles un espacio a los jubilados. Hay tantas cosas que se pueden hacer para no desperdiciar una de las últimas reliquias que nos quedan.
Fuente: DiarioZ