Juntos a la Par cruzaron los Andes

Una pareja de Flores cruzó los Andes corriendo. Fueron tres días emocionantes donde atravesaron casi 100 km. Y como broche de otro, lograron podio en su categoría. La historia de vida de Juan y Marcela

Escribe Roberto D´Anna

Cruzar los Andes sin más ayuda que las propias piernas y dos mentes bien oxigenadas puede ser el secreto de esta pareja de florenses que decidieron a principios de febrero, romper el molde, no tener miedo a nada y aceptar el desafío, promediando ambos 50 años de edad: cruzar los Andes, partiendo desde Pucón, Chile, con destino a nuestra Nación. Participaron del tradicional Cruce Columbia 2013.

Flores de Papel se entrevisto en el Café La Farmacia con Marcela Bernardo y Juan Domínguez, quienes “El Cruce de Los Andes les devolvió la oportunidad de vivir algo nuevo como pareja”: tomaron  la decisión de ir y descubrir porque esta carrera es el objetivo de tantos atletas, que año tras año hacen el esfuerzo por querer volver. Esta vez tuvo unos 800 inscriptos, varios de ellos no llegaron a largar o desgraciadamente, tuvieron que abandonar.

Fueron tres días consecutivos de competencia, “alejada de mi casa, de mis cosas”, comienza a contarnos Marcela. Luego de completar cada etapa diaria de unos 30km de running y caminata, vivían en campamentos, lejos de confortables colchones y con necesidades muy limitadas. Apenas descansaban, evaluaban su labor, planeaban el día después y mágicamente sus parpados caían como bruscas persianas.

En este caso en particular, participaron de la categoría Mixta de sumatoria de edad “mas de 100 años”. El ser pareja en la vida real les facilitaba algunos puntos importantes en este tipo de competencias: conocimiento del otro, superar procesos adversos y fundamentalmente, “tirar ambos” con fuerza para lograr un objetivo.

Sabían que el Cruce no se gana en un día. En el caso de este equipo, “Juntos a la Par”, llevan dos años y medio desde que empezaron a correr y uno, desde que tomaron la decisión. El Cruce es una carrera de más de tres etapas de 30 km promedio cada día, donde el viaje, la alimentación, el descanso entre etapas, y sobre todo la relación entre los integrantes de cada equipo hacen al perfecto funcionamiento de dos piezas que se unen con un fin en común: llegar.

Asimismo, tanto Marcela como Juan tuvieron que sumar kilómetros y competir en eventos de 21K, 42K y en enero, del Cruce de Tandil, el “test match”, un mes antes del Cruce, post Fiestas de Fin de Año (dígase comilonas).

Ambos, a la hora de contar vivencias, resaltan la labor de su entorno: Santi, Flor y Belén. Y un párrafo especial para su entrenadora, Laura Urteaga, directora del grupo de Entrenamiento La Deportista, quien planifico un entrenamiento detallado, “por momentos increíble. Nunca nos olvidaremos del día que tuvimos que correr tres horas en la pista de 400 metros en el parque Chacabuco. ¿Sabes las vueltas que das y tu cabeza sigue respondiendo? A todos ellos, va nuestro premio”. Y hablando de premios, que aunque ellos juran no haberlo buscado, se sorprendieron al recibir una gran merecida copa por un tercer puesto en su categoría. “Allí está la copa ahora, en nuestro living de Bonifacio y Pumacahua, mirándonos todos los días de nuestra vida,”, sonríen.

“¿Que ganan con correr?”, le preguntamos. “Es una forma saludable que le da oxigeno a nuestra mente y cuerpo, las 24 horas”, enfatiza Juan.  “Nos permite ser solidarios con el prójimo, apuntalarnos en la vida, a mover el cuerpo a esta edad, en resistir y convivir con el dolor, y en este caso, a mantener la energía pareja (sin malgastar), con una fuerte idea de equipo”.

Ahora, esta pareja de florenses tiene pensado realizar en mayo próximo el Raid de los Andes, una competencia similar pero con menos kilómetros y mas altitud. “Mantendremos la disciplina, ganaremos en experiencia y juntos a la par, nos daremos fuerte la mano al llegar y la energía que lograremos para el resto de 2013 será doble”.