Con toda seguridad, yo te aseguro a vos y vengo acá después del campeonato mundial como vine siempre. Yo te pongo la firma si querés que donde vamos nosotros estamos siempre arriba, yo no soy perdedor, soy ganador.
Carlos Salvador Bilardo es, sin duda, uno de los nombres que quedarán para siempre marcado a fuego en la historia del fútbol argentino. Fue DT de la Selección entre 1983 y 1990. En estos siete años fue un auténtico “ganador”. El “Doctor” no mentía. Pese a las pesadas críticas del periodismo, mostró la mejor faceta en el Mundial de México 1986 y volvió con la Copa en la mano. En Italia 1990 también sorprendió cosechando el segundo puesto.
Resistido por los comentadores y analistas del fútbol, e incluso por el propio titular de AFA, Julio Grondona, el “Narigón” llegó a la Selección después de que su antecesor, César Luis Menotti, decepcionara en el Mundial de España 1982 y no pasara de la segunda ronda. Este cambio de técnicos generó una disputa que permanece hasta hoy en día en los potreros. Definirse como bilardista o menottista sigue siendo, ahora como antes, un imperativo identitario de los futboleros y futboleras.
Bilardo no tenía fama de ser un técnico del jogo bonito. Impregnado del pragmatismo que lo caracterizaba, su objetivo era ganar. Este espíritu lo llevó, en el Mundial de 1990, y tras la sorpresiva derrota de la Selección ante Camerún, a asegurar que era prefería que se cayera el avión antes que volver al país después de quedar descalificados en primera ronda.
Este perfil no era el que más le gustaba a Grondona, que calificaba a Bilardo como un DT “pinchaculos”, por la fama que se había ganado de apretar con un alfiler a los rivales durante los córners para sacar ventaja en el cabezazo. De todos modos terminó pidiéndole la firma al “Narigón” después de entender que el ciclo de Menotti, quien puso la primera estrella en la camiseta celeste y blanca, ya había terminado.
Aun así, pese a todas las críticas y tal como le respondió en pleno estudio de televisión a quienes le decían que no podía conducir a la Selección —”yo no soy perdedor, soy ganador”— Bilardo sorprendió y tuvo, codo a codo con Diego Maradona, un ciclo más que productivo al mando del equipo nacional.
El día que convenció a Maradona para que se ponga la de Capitán
Muchos años después de cosechar la segunda estrella, Maradona contó una escena que tuvo lugar algunos años antes de México 1986, el torneo que lo tuvo como el gran héroe y artista creador de los dos goles más históricos de su carrera, el Gol del Siglo y La Mano de Dios, y que tenía que ver con una charla en la que Bilardo le proponía la capitanía de la Selección.
Durante una entrevista para el programa Mar de Fondo, comentó: “Vino a las 7 de la mañana y me dijo ‘vamos a caminar’. A mí todo eso, después de César Menotti, me chocaba. Pero apenas salimos lo primero que me dijo fue que iba a ser el capitán… ¡me cagó!”.
El resto es historia conocida: Maradona fue la estrella indiscutida del Mundial de México 1986, no sólo por los goles ante Inglaterra, la Mano de Dios y el Gol del Siglo. En aquella Copa del Mundo, El Diez convirtió cinco goles – ante Italia hizo el que para él fue el más lindo de su carrera -, pero también marcó ante Bélgica, en la semifinal.