La Organización Mundial de la Salud estima que la obesidad reduce la esperanza de vida entre 8 y 14 año. La obesidad y el sobrepeso afectan al 53,4 por ciento de los argentinos.
(CABA)”<strong>Es un problema de salud pública cuyo control implica cambios en el estilo de vida; y para acompañarlos contamos hoy con apoyo nutricional, físico, psicológico, farmacológico y cirugía</strong>”, dijo <strong>Raúl Morín</strong>, presidente de la Academia Mexicana para el Estudio de la Obesidad, quien ofreció una conferencia de prensa el martes en la <strong>Ciudad de Buenos Aires</strong>.
Según datos del <strong>Ministerio de Salud de la Nación</strong>, el sobrepeso y la obesidad son la principal enfermedad prevenible y afectan al 53,4 por ciento de los argentinos, con mayor riesgo de padecer complicaciones asociadas como diabetes, hipertensión arterial, alteración en los lípidos y enfermedades cardiovasculares.
“<strong>Tres de cada diez argentinos tienen obesidad, por lo que la prevalencia es del 30 por ciento; si a eso le sumamos las personas que padecen sobrepeso llegamos al 53,4 por ciento</strong>”, remarcó <strong>Morín</strong> y enfatizó que tratarla es “<strong>sumamente importante</strong>”, pues así se previenen además otras enfermedades.
El especialista explicó que “<strong>la grasa que sobra se deposita en los riñones, el corazón y el páncreas, por ejemplo</strong>” y que “<strong>la forma de vida actual, el fácil acceso a las comidas rápidas y el poco ejercicio generan en las personas obesas una pérdida de la esperanza de vida de entre 8 y 14 años</strong>”.
“<strong>La obesidad es una enfermedad incurable que la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió como mortal; una persona obesa sigue siéndolo toda su vida aunque alcance el peso normal, porque la posibilidad de recaer es altísima</strong>”, advirtió.
<strong>Carlos López Patán</strong>, director de la empresa farmacéutica mexicana <strong>Medix</strong>, coincidió y agregó: “<strong>El riesgo de recaer es permanente, por lo que siempre hay que tener en cuenta que si no se siguen hábitos saludables se puede volver a caer en la enfermedad</strong>”.
“<strong>Durante la segunda mitad del año lanzaremos en la Argentina medicamentos respaldados por más de 40 años de uso internacional, como la fentermina y la anfepramona y otros nuevos, como el mazindol de uno y tres miligramos</strong>”, apuntó.
<strong>López Patán</strong> explicó que esos medicamentos “<strong>no son mágicos</strong>”, por lo que “<strong>deben formar parte, bajo la prescripción del médico tratante, de un plan integral que incluya ejercicio físico de acuerdo a las posibilidades de cada paciente y un cambio en sus hábitos alimentarios</strong>”.
“<strong>El médico decidirá en qué casos se necesita complementar con medicación, aunque generalmente la ayuda farmacológica está indicada para pacientes con un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 30</strong>”, afirmó <strong>Morín</strong>.
El IMC es uno de los principales indicadores para medir el sobrepeso y la obesidad, y se obtiene dividiendo el peso en kilogramos por la estatura al cuadrado. Por ejemplo, el IMC de una persona que pesa 64 kilos y mide 1,66 metros es 2,75 (64 dividido 2,75).
Se considera que el IMC es normal si el resultado se ubica entre 19,5 y 24,9. Por debajo de 19,5 se considera peso bajo, mientras que por encima de 25 representa sobrepeso (25 a 29,9) y a partir de 30, obesidad en sus distintos grados.
Otro de los indicadores es el perímetro de cintura (PC), que se obtiene midiendo la extensión del abdomen a la altura del ombligo. Se considera saludable hasta 88 centímetros en la mujer y hasta 102 en el hombre.
“<strong>Es sumamente importante tratar la obesidad, pero si no trabajan juntos los gobiernos, las empresas privadas, las familias y las personas será muy difícil revertir la situación</strong>”, concluyó Morín.
Según la <strong>OMS </strong>el sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de riesgo de muerte en el mundo: cada año mueren al menos 2,8 millones de personas por esta causa, que también representa el 44 por ciento de la carga de diabetes, el 23 de cardiopatías isquémicas y entre el 7 y el 41 por ciento de la carga de algunos tipos de cáncer.
Fuente: Télam