Buenos Aires, 22/12/2024, edición Nº 5223
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Proyecto de ley busca que en los albergues transitorios permitan tríos y parejas swinger

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(Barrio de Flores) José Capelo no lo duda: dice que el 90% de las consultas de los clientes se refieren a la misma demanda: “¿Se permite el ingreso de tres personas a la habitación?”; “Somos dos parejas: ¿podemos compartir habitación?”. Capelo sabe del tema: es el titular de CAPRAL, la Cámara de Propietarios de Alojamientos de la Ciudad de Buenos Aires. Y plantea: “Es preocupante que, en tiempos de apertura, el Estado regule cómo tenés que mantener tus relaciones íntimas, con cuántas personas”.

El legislador porteño Sergio Abrevaya (del partido GEN) parece haberlos escuchado. A propietarios y clientes. Presentará un proyecto de ley sobre los Albergues Transitorios, y una de las modificaciones será eliminar la restricción de capacidad de las personas en las habilitaciones: “La cantidad de personas debería adecuarse al espacio mínimo de la habitación, y no limitarla a dos personas sin considerar las cuestiones espaciales de las habilitaciones…”, dice el escrito, al que Clarín tuvo acceso. La ley, según estima Abrevaya, sería sancionada para octubre o noviembre próximo.

Los otros puntos tienen que ver con pedidos históricos por parte de los propietarios. La actividad está regulada por el código de “Habilitaciones y verificaciones“. Ese código se promulgó en 1978, en plena dictadura militar. Los AT formaban parte de las actividades consideradas como “Usos tolerados“.

“Son aquella actividades que no son honorables ni reconocidamente útiles“, explica el documento redactado en 1978. “Cuyo ejercicio, en caso de ser habilitado por la Municipalidad, con sujeción a ciertas reglas y condiciones, no tiene derechos adquiridos“. El proyecto de ley les permitiría, también, y entre otras modificaciones, hacer publicidad en vía pública y medios de comunicación, colocar carteles del tamaño que elijan, ofrecer un servicio de bar sin limitaciones y competirle a los hoteles tradicionales. “Los clásicos están destinados al turismo y están concentrados en las zonas céntricas y turísticas”, analiza Abrevaya. “Pero en algunos barrios prácticamente solo hay albergues transitorios. El proyecto propone que el que visite la Ciudad y quiere usar un alojamiento por un par de horas, pueda ir al hotel alojamiento y se evite el pago de 24 horas de hotel, como ocurre en distintas ciudades del exterior”. Poder promocionar sus servicios les permitiría, entre otras opciones, comunicar que está permitido el ingreso de una sola persona por habitación, algo desconocido por los vecinos, en los hoteles de la Ciudad.

El proyecto de ley llega en un momento difícil para la industria. Solo en los últimos diez años, cerraron 50 hoteles. Sus dueños dicen que la pérdida de la rentabilidad ya superó el 60%, a partir del aumento de las tarifas, los juicios laborales y otras cuestiones sociales, como la inseguridad, por la que los padres aceptan que sus hijos pasen la noche junto a sus parejas en la casa. “Ahora deberán reinventarse”, dice Abrevaya. “Las ciudades viven de lo económico. No puede seguir cerrando un sector característico de la Ciudad de Buenos Aires. Son confiables, muy propios. La gran mayoría de los vecinos pasó alguna vez por un ‘telo’. Y son consumidos por el público local, por el vecino. Esas son las razones que me movieron a plantear la modificación, además de que aun están regidos bajo una ley de la dictadura. Las relaciones ya no son más como antes. Hoy, hay un reconocimiento del placer sexual”.

Para Capelo, el proyecto de ley supera a las modificaciones: “Más allá de satisfacer una demanda del usuario, se trata de poner luz sobre algo que parece oculto, oscuro. Sería transparentar lo que vive la sociedad, con naturalidad. No tiene sentido que siga siendo un mito o una sombra. Aspiramos a ser una actividad más, como cualquier otra, todo dentro del marco regulado necesario. La ley trata de equiparar situaciones, equipararnos con otras actividades. Hoy en día no podemos tener un lugar donde los clientes pueden esperar a sus parejas. Tienen que hacerlo afuera, según la ley”.

Los fundamentos de la ley se refieren a lo mismo: “Son espacios encuadrados en ‘actividades toleradas’, lo que encasilla su funcionamiento dentro del marco de lo inmoral, cuando por el contrario, son establecimientos de hospedaje por menos de 24 horas. Estos pueden ser usados en circunstancias diversas, como por ejemplo encontrarse por pocas horas en la Ciudad…”. La ley regiría para los albergues transitorios de la Ciudad, pero Abrevaya y Capelo dicen que podría ser el hincapié para una ley nacional.

Cerraron 50 en los últimos diez años
Según la Cámara de Propietarios de Alojamientos, en la Ciudad hay más de cerca de 140 albergues transitorios. Pero en los últimos diez años cerraron otros cincuenta. A nivel país, el rubro genera más de 10 mil empleos. Y en CABA, más de 2 mil. Durante las décadas del 70 y 80, llegaron a más de 250 hoteles.

Entre los últimos que cerraron se destaca Jota Jota, un clásico de Núñez. En el terreno harán un edificio de departamentos. Es que el aumento de tarifas y de los costos, complicó el negocio de varios, que buscan alternativas. Y el nuevo proyecto también puede leerse como un intento de reflotar el negocio.

Eso es el presente. La historia dice que los primeros “amueblados”, como se los llamaba, fueron fundados por familias de inmigrantes. Eran casas de a lo sumo dos cuartos, con una pequeña recepción. El baño era compartido y la estadía no podía superar los 120 minutos. Funcionaban como hoteles para parejas o para pasajeros comunes.

Las primeras normativas llegarían para 1962, cuando comienzan a contar con un marco legal apropiado para la actividad. Desde ese año, y hasta 1978, los “amueblados” pasaron a denominarse “servicios de hotel con alojamiento por hora”. En 1965, comienzan a incorporar cocheras (en la actualidad, el 80% las posee. Algunas cuentan con acceso directo a las habitaciones). Y tres años después, por el Mundial, televisores en las habitaciones.

Ya siendo “Albergues transitorios“, la estética cambió: aparecieron las luces rojas, la cama redonda, el toque tropical, las alfombras y las escenografías: habitaciones ambientadas en aulas, en un mundo egipcio, en bosques, entre otras. Hoy, lo más solicitado tiene que ver con el agua: hidromasaje, ducha, pileta de natación y sauna.

La década del 90 también incluyó cambios importantes. Desde 1997 pueden acceder parejas del mismo sexo. Y los turnos se alargan. Ya no tienen el máximo de 2 horas.

A mediados de la década del 2000, y gracias a la recomendación de los sexólogos, los hoteles se convirtieron en una alternativa para los matrimonios y parejas no ocasionales. El argumento es que ofrecen lo que es difícil de encontrar en el hogar: un espacio para reencontrarse con la intimidad perdida, lejos de las obligaciones, los hijos y la cama de todos los días. Al mismo tiempo aparecieron los que ofrecen más lujos y servicios. NR

Fuente consultada: Clarín

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