Cuando se habla de una casa segura se piensa generalmente en los robos, tan frecuentes por estos tiempos. Sin embargo, existen otros riesgos en una vivienda que casi nunca se toman en cuenta y pueden ser tan perjudiciales como un asalto ya que involucran igualmente perdidas materiales y, lo que es peor, pueden afectar también las vidas de las personas.
Instalaciones mal hechas o mal utilizadas; materiales de construcción peligrosos o artefactos inadecuados pueden causar incendios, explosiones o daños de diverso tipo y magnitud a la vivienda y a sus habitantes. Afortunadamente existen muchas medidas que pueden tomarse para hacer una vivienda más segura a un costo relativamente bajo.
Escribe el Arq. Edgardo Curcio
Como en general el origen de los problemas mas frecuentes está en las instalaciones es importante tener especial precaución con ellas.
La de gas es una de las que deben tratarse con mayor cuidado. Cuando se hacen nuevas o se reforman, siempre las debe realizar un profesional matriculado y deben respetarse todas las normas de Metrogas. Pero después, durante el uso, es muy importante no desvirtuar el sentido de esas normas, por ejemplo, tapando en invierno las rejillas de ventilación o colocando estufas infrarrojas en dormitorios. El fuego en un ambiente consume oxigeno y, si no hay renovación, se puede provocar la asfixia de sus ocupantes. Algo parecido pasaría si se apaga alguna llama, ya que el gas seguiría saliendo sin quemarse, acumulándose si el ambiente está cerrado. Como medida de seguridad adicional se pueden colocar sensores que hacen sonar una alarma en caso de detectar gas o monóxido de carbono. También resulta muy útil colocar una llave de corte automático en el inicio de la instalación, que cortaría el paso del gas si se detecta una circulación mayor que la prevista, cosa que puede pasar ante una fuga. Esta precaución se vuelve imprescindible si se usaron caños plásticos unidos por termofusión, ya que si hubiera un incendio, sus uniones pueden derretirse provocando múltiples fugas.
La instalación eléctrica también debe tratarse con especial cuidado. Es común que en una vivienda se vayan agregando artefactos sin verificar la capacidad de los cables, lo que provoca sobrecarga y recalentamiento, con el consiguiente peligro de incendio. Por eso, cuando se compran aires acondicionados, estufas, microondas o cualquier otro aparato de gran consumo es importante verificar la instalación y, si es necesario, realizar conexiones específicas para estas nuevas cargas. El uso de zapatillas, triples u otros sistemas de derivación está por este motivo terminantemente desaconsejado. Naturalmente, cualquier nuevo circuito deberá llevar una llave térmica -que protege contra cortocircuitos- y disyuntor –que protege la vida de las personas-. Otra precaución muy importante es mantener siempre la puesta a tierra realizándola de la forma reglamentaria. Nunca se debe unir el cable de tierra a una cañilla o reemplazar enchufes de tres patitas por los de dos, ya que se estaría aumentando el riesgo de electrocución para las personas.
Si bien el gas o la electricidad -si no se manejan con precaución- pueden dar origen a un incendio, no son las únicas causas posibles. Por eso es importante contar en la vivienda con detectores de humo, que darán alarma antes de que se inicie la llama, posibilitando controlar la situación. Los más simples funcionan a batería y son independientes. Por otra parte muchos sistemas de alarma contra robo permiten la incorporación de sensores inalámbricos, sonando con una sirena especial si se detecta humo. Conviene complementar los sensores con un matafuego ubicado en algún lugar de fácil acceso.
Con estas sencillas precauciones, económicas y de fácil implementación, es posible mejorar sustancialmente la seguridad de una vivienda. Es de esperar que se vaya instalando en la sociedad la conciencia por la prevención, ya que están en juego la vida de la gente y sus bienes.