1. La vida es un proceso continuo desde la concepción hasta la muerte. La embriogénesis sólo representa el estado primero de un proceso que comienza con la concepción y debe terminar con la muerte natural. En ninguna etapa de la vida existen puntos suspensivos. En la vida adulta el organismo para sobrevivir produce entre diez y veinte millones de células por segundo; la única discontinuidad es la muerte.
2. Me asombra y me preocupa el párrafo sobre circunstancias para excusar el aborto; si no estuviera convencido de la intencionalidad permisiva que denota el proyecto, me parecería chapucero. Si la razón se debiera a una causa tan grave y excepcional como el peligro cierto de muerte de la mujer embarazada, sabemos que esta situación ya está contemplada en el artículo 86 de Código Penal.
3. El proyecto no puede fundarse en el lógico derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo, pues si bien el embrión está alojado en la mujer, no es parte de su cuerpo, como lo sería un fibroma o un lunar. Es indudablemente dependiente de la madre para su protección y desarrollo (como lo son los recién nacidos y por muchos años), pero incondicionalmente diferente de la madre, no sólo porque su ADN -verdadero documento biológico de identidad- es único, irrepetible, diferente al de todos los seres humanos, incluida la madre, sino también porque el embrión sigue indefectiblemente su propio proyecto. Así, por ejemplo, si se da el caso, como ha sucedido por error involuntario, de que un embrión sobrante de una fecundación in vitro de progenitores negros sea implantado en una mujer blanca, nacerá indefectiblemente una criatura negra; a la inversa, si se implanta en una mujer negra un embrión procedente de una pareja blanca, también nacerá indefectiblemente un niño blanco, que, según su ADN, incluso podría ser muy rubio. En ambos casos las madres proveyeron todos los materiales que necesitaban los embriones, pero no dirigieron la elaboración ni produjeron siquiera una sola de las millones de células del niño.
4. Para mayor abundamiento basta recordar la posibilidad de incompatibilidad sanguínea materno-fetal por el factor Rh.
5. Si una mujer embarazada padece de muerte cerebral y el niño es ya viable, puede ser extraído mediante una cesárea; si todavía su desarrollo es insuficiente, es posible mantener artificialmente las funciones vegetativas de la madre y, a pesar de la muerte cerebral de la madre, la criatura puede seguir su desarrollo y nacer completamente sana; simétricamente, la muerte del feto no tiene por qué significar la muerte de la madre. Dos muertes en fechas diferentes sólo son posibles porque se trata de dos vidas diferentes.
6. El Gobierno ha expresado reiteradamente su postura en defensa de los derechos humanos. El derecho a la vida no es un derecho más, sino el fundamento sine qua non de todos los derechos humanos.
7. Todos estamos de acuerdo en que el aborto significa la muerte del embrión. Como algunos ponen en duda la calidad de vida humana del embrión, pregunto: ¿se puede matar algo que no es viviente?
8. Al final del segundo mes o a lo sumo al principio del tercer mes el embrión (llamado feto a partir del tercer mes) ha completado la organogénesis. El aborto me parece un acto repugnante y cobarde, porque se quita la vida a una criatura totalmente indefensa e inocente, utilizando el supuesto derecho del más fuerte. Vienen a cuento las palabras de Sócrates en su defensa ante la asamblea ateniense: “A mi juicio, el más grande de todos los males es hacer lo que Anito (uno de sus acusadores) hace en este momento, que es trabajar para hacer morir a un inocente”. ¿Cómo no coincidir con el gran filósofo?
Doctor Roberto Bedrossian
Médico, miembro de la ex Comisión Nacional de Ética Biomédica
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