El papa Francisco pidió que no se formen “bloques contrapuestos” a nivel mundial, con un llamado a la reducción de la polarización en medio de la “insensata y trágica” guerra en Ucrania y consideró que la paz es “esencial” para el desarrollo global, al hablar ante autoridades de Kazajistán en su primera actividad en la nación asiática, a la que llegó.
Además, el pontífice pidió una lucha mundial contra la corrupción y que la democracia sea “un servicio concreto al pueblo”, al dar desde la capital kazaja Nur-Sultán su definición de una “buena política”.
“Juan Pablo II vino aquí a sembrar esperanza, inmediatamente después de los trágicos atentados del 2001. Yo llego aquí mientras está en curso la insensata y trágica guerra originada por la invasión de Ucrania, mientras otros enfrentamientos y amenazas de conflictos ponen en peligro nuestra época”, planteó el pontífice al trazar un paralelismo entre la visita de su antecesor polaco de hace 21 años, días después de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York.
“Es cada vez más apremiante la necesidad de extender el compromiso diplomático en favor del diálogo y del encuentro, porque el problema de algunos es hoy problema de todos, y quien ostenta más poder en el mundo tiene más responsabilidad respecto a los demás, especialmente a los países más expuestos a las crisis causadas por la lógica del conflicto”
“Vengo para amplificar el grito de tantos que imploran la paz, camino de desarrollo esencial para nuestro mundo globalizado”, sentenció el Papa en esa dirección.
En el primero de los cinco discursos que dará en la capital kazaja en su visita de tres días, que inició a bordo del avión papal, Francisco reiteró sus demandas de más diálogo de alto nivel para frenar la escalada militar y el rechazo a las lógicas polarizantes de la Guerra Fría.
“Es cada vez más apremiante la necesidad de extender el compromiso diplomático en favor del diálogo y del encuentro, porque el problema de algunos es hoy problema de todos, y quien ostenta más poder en el mundo tiene más responsabilidad respecto a los demás, especialmente a los países más expuestos a las crisis causadas por la lógica del conflicto”, afirmó Jorge Bergoglio desde la exrepública soviética.
Guerra en Ucrania: El papa Francisco condenó la “violación del derecho internacional”
“Esto es a lo que se debería mirar, no sólo a los intereses que redundan en beneficio propio. Es la hora de evitar la intensificación de rivalidades y el fortalecimiento de bloques contrapuestos”, convocó en esa dirección al hablar en la sala de conciertos Qazaq de la capital kazaja.
Francisco planteó que se necesitan “líderes que, a nivel internacional, permitan a los pueblos entenderse y dialogar, y generen un nuevo espíritu de Helsinki”, en referencia a la serie de conferencias que se dieron entre 1973 y 1975 para garantizar las fronteras y la protección de los derechos humanos en Europa.
“Es necesario, en todas partes, que la democracia y la modernización no se queden solo en palabras, sino que confluyan en un servicio concreto al pueblo: una buena política hecha de escucha de la gente y de respuestas a sus necesidades legítimas”.
Con cuatro referencias a Juan Pablo II en su discurso, el Papa retomó las palabras de su antecesor polaco para referirse a Kazajistán como una “tierra de mártires y creyentes, tierra de deportados y héroes, tierra de pensadores y artistas” que, planteó, “lleva impresa una gloriosa historia de cultura, humanidad y sufrimiento”.
“¿Cómo no recordar, en particular, los campos de prisioneros y las deportaciones en masa que han visto a tantas poblaciones oprimidas en las ciudades y en las vastas estepas de estas regiones?”, se preguntó Bergoglio, en una referencia implícita al sistema de campos forzados o Gulag que funcionaron en el país durante la época soviética entre 1930 y 1960. En Kazajistán estuvo especialmente activo Karlag, un campo de trabajo forzado por el que pasaron más de 1.000.000 de personas.
Francisco, que llegó a Kazajistán para participar miércoles y jueves del VII Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales, destacó además la serie de reformas iniciadas en la nación asiática tras las revueltas de inicio de año, en búsqueda de mayor apertura tras las tres décadas de un Gobierno prorruso y alentó el “proceso de democratización dirigido a reforzar las competencias del Parlamento y de las autoridades locales y, en términos más generales, una mayor distribución del poder”.
“Se trata de un camino meritorio y exigente que, ciertamente, no es breve y que requiere proseguir hacia la meta sin volverse atrás. En efecto, la confianza en quien gobierna aumenta cuando las promesas no terminan siendo instrumentales, sino que se cumplen efectivamente”, destacó frente a un público en el que estaba, entre otros, el presidente kazajo Kasim-Yomart Tokayev.
Francisco coincidirá el miércoles en la capital kazaja con el presidente chino, Xi Jinping, aunque por el momento no hay ninguna reunión prevista entre ambos, según admitió el pontífice a los periodistas que lo acompañaron en el vuelo.
En su mensaje, el Papa consideró que “es necesario, en todas partes, que la democracia y la modernización no se queden solo en palabras, sino que confluyan en un servicio concreto al pueblo: una buena política hecha de escucha de la gente y de respuestas a sus necesidades legítimas, de una constante implicación de la sociedad civil y de las organizaciones no gubernamentales y humanitarias, con una atención particular respecto a los trabajadores, los jóvenes y los sectores más débiles”.
La definición del Papa, en línea con el entero capítulo cinco de su encíclica de 2020 Fratelli tutti, agregó este martes que “también, todos los países del mundo lo necesitan, medidas para luchar contra la corrupción”.
El pontífice abrirá el VII Congreso de líderes religiosos a las 10 locales (1 de Argentina) y luego mantendrá reuniones privadas con algunos de los participantes del evento.
Por la tarde, a las 16.45 de Nur-Sultán (7.45 de Argentina), Francisco celebrará una misa en la denominada Plaza de la Expo capitalina, en donde encontrará a miembros de la pequeña comunidad católica de un país en el que cerca del 70% de la población es musulmana.
Francisco coincidirá el miércoles en la capital kazaja con el presidente chino, Xi Jinping, aunque por el momento no hay ninguna reunión prevista entre ambos, según admitió el pontífice a los periodistas que lo acompañaron en el vuelo.
De todos modos, el Papa aclaró una vez más que está “dispuesto” a ir a China, país con el que el Vaticano no tiene relaciones diplomáticas.