(Barrio de Flores) Tras la inauguración a comienzos de junio de las estaciones Correo Central, Catalinas y Retiro, la Línea E de subte aumentó un 12% la cantidad de pasajeros. La línea pasó de tener 1.904.144 pasajeros totales en mayo a 2.127.545 en junio. Además, la cantidad de usuarios promedio por día hábil se incrementó de 85.318 a 102.852.
Según los pasajeros consultados por La Nación, esto no derivó en un mayor amontonamiento en las estaciones ni en los vagones, aunque algunos se quejan de que la línea identificada con el color violeta continúa siendo la peor del subte, ya que tiene la peor frecuencia y sus coches son los más viejos.
En una recorrida matutina, se pudo comprobar una frecuencia de trenes de entre 4,15 y 5,44 minutos. También la limpieza de las estaciones y las formaciones, que contrastan notablemente con la dejadez absoluta que se evidenciaba años atrás.
Desde Subterráneos de Buenos Aires reconocen que la Línea E es la más atrasada de todas, pero aseguran que en los últimos años fue en la que más dinero se invirtió, no solo para construir las tres nuevas estaciones, sino en la renovación total de las vías entre la ex cabecera Bolívar y Virreyes y la construcción del taller Lacarra. También informan que se están incorporando formaciones Fiat renovadas (provenientes de las líneas A y D) para reemplazar a las más antiguas.
La maestra japonesa Sachiko vive en la Argentina desde hace 20 años y da clases en un colegio nipón. Deja de lado un cuaderno naranja con ideogramas y sorprende con una declaración: «Este subte es mejor que el de Tokio». Según ella, en el metro japonés se producen aglomeraciones mucho peores. Eso sí, le pide al cronista que destaque que en la Línea E «hay mucho ladrón». «Vi muchos robos de billeteras, es terrible», dice, con acento.
Los más beneficiados son los que dejaron de hacer combinación con la Línea C en Independencia, como la cadeta de la Policía de la Ciudad Camila Fernández, que ahora puede ir derecho hasta Retiro. Con menos trayecto, la empleada administrativa Laura Bengoeachea también celebra no tener que caminar de Retiro a Catalinas, donde trabaja.
La crítica siempre apunta a la comparación con las otras líneas. Daniela Ferro, que trabaja como notificadora en el Ministerio de Producción se queja de la «mala frecuencia» de la E. Dice que espera entre 8 y 9 minutos. «Es la peor», dice. Y aunque reconoce que se viaja menos apretado que en la línea A, recuerda que en ese ramal los coches tienen aire acondicionado. «Acá siempre pasa algo, se queda, se interrumpe», señala con fastidio. NR
Fuente consultada: La Nación