Buenos Aires, 27/07/2024, edición Nº 5075
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Matías Bagnato, a 25 años de la Masacre de Flores: “Que Álvarez González pueda obtener la libertad es una pesadilla”

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(Barrio de Flores) Fructuoso Álvarez González empezó a tramitar en diciembre un pedido para obtener la libertad condicional. El asesino de la familia de Matías Bagnato -el hombre que quemó vivos a los padres, los hermanos, Fernando y Alejandro, y a Nicolás Borda, amigo del más chico, en la conocida Masacre de Flores – solicita nuevamente quedar libre. “En su momento fue declarado culpable y la justicia dictaminó prisión perpetua que desde mi punto de vista es una mentira. La perpetua es solo para los familiares y víctimas porque, en medio de tanto dolor, con mi abuela entendimos que él no salía más, pero no fue así”, explica Matías a TN.

Recuerda que en ese momento, después de la terrible pérdida, con su abuela decidieron confiar en el sistema judicial e intentar tener una vida lo más normal posible. Pero una madrugada en 2010, la pesadilla volvió a empezar. “A las 3.30 volví a escuchar del otro lado del teléfono la misma voz que amenazó a mi familia durante los seis meses previos al incendio. La recordaba a la perfección porque la forma era muy particular: la distorsionaba como si fuera la de un monstruo, para asustarnos a mis hermanos y a mí”.

En 1994 los hostigaba con frases como “uh se quemaron, están todos muertos” y, tantos años después, el horror volvió a sonar del otro lado del teléfono. “Me dijo que yo también estaba muerto, como el resto de mi familia. Desde el 2010 hasta ahora se me acabó la vida nuevamente”.

Para Matías era imposible que Álvarez González estuviera libre, pero para quedarse tranquilo, cuando aún le quedaban muchos años de condena por cumplir, se acercó a los juzgados para averiguar en qué penal estaba porque no entendía cómo era posible que lo llamara por teléfono. “En la justicia me dijeron que no me podían dar ningún tipo de información porque no era parte de la causa. Yo solo quería saber que seguía detenido”.

Según explicó Bagnato, hay una etapa cuando a una persona la condenan, cuando empieza a cumplir esa pena, en la que los juzgados se ocupan de controlarlos. “En esa instancia, la víctima no forma más parte de la causa”.

Bagnato recuerda que sintió “una trompada para atrás”: “Se me acabó todo en ese momento. Imagínate lo difícil que fueron esos años posteriores, mientras intentaba lograr una vida más tranquila, no solo por la pérdida en sí, sino en la forma en la que fue. Me recordaba encerrado, quemándome vivo en una habitación. Pasó mucho tiempo hasta que pude bañarme con la puerta abierta. Tuve que superar todo eso, logré tener una profesión, continuar mi vida y de repente, volví a tener pesadillas”.

Los llamados se repitieron, siempre de madrugada. “Una vez que conseguí ser escuchado, me informaron desde el juzgado que lo habían mandado a España y un juez lo había dejado en libertad. Él en vez de intentar rehacer su vida, solo quería terminar con lo que había empezado en 1994”.

El asesino que se fue a España
En 2004, a Álvarez González le autorizaron el traslado a España gracias al beneficio de la ley de extrañamiento que permite a los extranjeros cumplir la pena en su país. Por tener ciudadanía española, lo habilitaron a continuar ahí su condena. Cuatro años más tarde, la justicia española le otorgó la libertad plena. En su momento, Matías se cansó de recorrer diferentes medios para explicar que había sido liberado por un error en la fecha del crimen, anotado cuatro años antes. Una vez libre, Álvarez González logró entrar a la Argentina porque el juez Axel López nunca respondió un oficio de Migraciones que le preguntaba por la situación del asesino.

Pasó casi un año y medio hasta que el múltiple asesino fue nuevamente detenido. En ese tiempo, Bagnato sintió que estaba preso con policías en la puerta de su casa, sin poder ir a trabajar. “Había entrado por el aeropuerto de Ezeiza. En una planilla de movimientos migratorios estaba detallado que cada tres meses entraba y salía. Se tomaba un barco a Colonia a la noche y volvía a la Argentina. Así renovaba su estancia”.

El año pasado, luego de que se le rechazara la incorporación al régimen de salidas transitorias, la defensa de Álvarez González había solicitado nuevamente que se aplicara el procedimiento de extrañamiento para que fuera expulsado -en base al artículo 64 de la ley de Migraciones- pero la Justicia se lo negó. “Esta persona que ya había utilizado su condición, volvió a pedirla y cuando se lo negaron hace unos meses, empezó a tramitar el pedido para obtener la libertad condicional”.

Bagnato pide que la Justicia no lo revictimice: “Ahora se cumplen 25 años del incendio. Él estuvo libre una cantidad de tiempo en España, que hizo que se le compute diferente lo que queda de la condena. Pero al margen de la fecha de la sentencia, quiero recalcarle a la Justicia que si este hombre sale, el que firme su libertad, me condena a muerte”.

El recuerdo, la impotencia y el miedo
No hay un solo día en que no me levante y me acuerde de mis viejos. El tiempo no cura las heridas y encima de eso, se le suma todo un sistema perverso que expone a la víctima“, afirma Matías. Meses antes de la masacre, la familia Bagnato sabía de lo que el asesino era capaz: “En su momento, con mis papás íbamos a la comisaría 38 a hacer la denuncia, pero nadie les daba pelota. Nos aseguraban que si decía que lo iba a hacer, no iba a concretarlo hasta que llegó un punto que mi viejo se convenció de que una persona no podía prender fuego una casa con tres chicos durmiendo. Cuando finalmente este monstruo asesina a mi familia, recuerdo que el comisario Agostini de la 38 me dijo: ‘Pibe quién pudo haber hecho esto en tu casa. Acá no hay ninguna denuncia a nombre de José Bagnato'”.

Matías tiene miedo porque sabe que la negligencia puede causar las peores consecuencias. “Que la justicia le permita que siga pidiendo cada seis meses quedar libre, y que en cualquier momento pueda obtener la libertad es una pesadilla. Él solo quiere terminar conmigo y con mi abuela. La causa está en el juzgado de Ejecución Penal número 1 de juez José Pérez Arias y la fiscal es Guillermina García Padín de la Unidad Fiscal de Ejecución Penal”. A ellos Bagnato les pide justicia. NR

Fuente consultada: TN

 

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