Tras los incidentes, los manteros volvieron a instalarse en la avenida Avellaneda

(Barrio de Flores) Tras el operativo de la Policía Federal y los incidentes del viernes, los manteros volvieron a instalarse en el barrio de Flores.

El sábado comenzaron a armar sus puestos sobre la avenida Avellaneda, en el cruce con Campana, alrededor de las 8 de la mañana.

Y desde la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (FECOBA) insistieron en reclamar que continúen los operativos de desalojo y se mantenga la presencia policial.

En la zona, se concentra la mayor cantidad de mercadería ilegal de la Ciudad.

El viernes, la Policía llegó hasta el lugar con patrulleros y carros hidrantes para desalojar a los manteros que estaban sobre la avenida Avellaneda. Como no los dejaron ocupar las veredas, alrededor de las 9.30 de la mañana, decidieron cortar un carril de la avenida, a la altura de la calle Concordia, y hubo enfrentamientos.

“Vinimos como todos los días a trabajar y nos encontramos con que no nos dejaron armar los puestos para vender. El corte de la avenida Avellaneda no fue premeditado, fue forzado. La policía comenzó a empujarnos y, cuando les preguntamos por qué, tiraron gas pimienta. A una mantera en silla de ruedas la agarraron salvajemente y la corrieron”, le contó a Clarín Gabriela Aguirre, una de las vendedoras.

Tal como había anticipado el vocero de la asociación Vendedores Libres, Omar Guaraz, los manteros cumplieron con la decisión de la asamblea y el sábado fueron a vender, como todos los días.

También estuvo en el lugar Arturo Stabile, vicepresidente de FECOBA, quien recorrió las calles junto a otros comerciantes.

Ellos confirmaron que la intensidad de la venta era parecida a la de otros fines de semana, aunque señalaron que los manteros no ocuparon las calles con pallets de madera a modo de extensión de sus puestos, como suelen hacer.

Desde la Federación estiman que durante los fines de semana en esa zona se registran entre 1.000 y 1.200 puestos, aunque el número puede llegar a 3.000, por lo que terminan ocupando un carril a cada una de las manos de la avenida.

“La venta legal viene cayendo de un año a otro por el fenómeno ‘manteros’ entre un 20 y un 40 %. Los rubros más atacados son los de indumentaria y calzados”, afirmó Stabile.

Estiman que hoy, en la zona, hay 11 locales en alquiler y entre 15 y 20 comerciantes que decidieron no renovar el contrato por esta situación.

Stabile también reclamó que continúen los operativos de desalojo y que “se mantenga la presencia policial durante un tiempo” para evitar que vuelvan a instalarse los vendedores. Y aseguró que los comerciantes están de acuerdo con la política que se está llevando para desalojar la vía pública.

“Creemos que el uso del espacio público es central para la convivencia y necesitamos recuperarlo”, dijo al respecto el ministro de Justicia y Seguridad de la Ciudad, Martín Ocampo.

Además, sostuvo que para lograrlo se requiere de “un fuerte trabajo del sector judicial” para lograr el cumplimiento de las sanciones. “Hay que distinguir entre el artesano del mantero que vende ropa con infracción a la ley de marcas”, apuntó.

Guaraz había explicado que los manteros decidieron replegarse para evitar la represión. Denunciaron que no les dejaron vender la mercadería, mientras que desde la policía argumentaban que se presentaron en el lugar por la protesta que hicieron sobre la avenida, y no para desalojarlos.

“Se acercaron efectivos de la Policía Federal y le dijeron a cada uno de los manteros que levantaran sus pertenencias porque había una orden de no dejarlos instalarse. Ante esta situación, los trabajadores decidieron realizar un corte sobre la calle Avellaneda para exigir una respuesta”, relató.

“No queremos que venga un funcionario y nos dé una palmada, como ya pasó con otros manteros desalojados en Caballito, Belgrano y otro sector de Flores, sino que esperamos soluciones reales”, apuntó.

En diciembre, la Cámara Argentina de Comercio (CAC) había relevado 1.011 puestos ilegales en la avenida Avellaneda, 255 de los cuales estaban en una sola cuadra, entre Nazca y Helguera. NR