Buenos Aires, 07/11/2024, edición Nº 5178
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Ola de violentos robos a la salida de la cancha de San Lorenzo en el Bajo Flores

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(Barrio de Flores) La denuncia fue vía Twitter: la periodista Florencia Acosta describió el robo que sufrió a la salida del partido entre San Lorenzo y San Martín de San Juan. Eran cerca de las doce de la noche y estaba junto a su padre. “Fue un grupo de entre seis y ocho pibes que estaban sentados en un banco de la plazoleta sobre Perito Moreno”, aclaró. “Me tiraron al piso para robarme la mochila. A mi papá le sacaron todo lo que llevaba en los bolsillos. Doscientos metros más adelante cruzamos a tres gendarmes charlando. Nos dijeron que ‘justo estaban mirando hacia otro lado’”.

El hilo de tweets fue compartido centenares de veces, hasta hacerse viral. Y sirvió para comprender que no se trataba de un hecho aislado. Decenas de hinchas denunciaban haber sido víctimas de otros robos a la salida del estadio, cada vez que San Lorenzo jugaba de noche en el Bajo Flores, a metros de la villa 1-11-14.

Siempre escuché de robos a hinchas, y hoy tengo claro que si no me había pasado antes solo fue por una cuestión de azar”, le cuenta la periodista a Clarín. “Muchas veces me tomaba un Uber hasta Avenida La Plata, y de ahí un colectivo hasta mi casa. O le pedía a algún colega que me sacara de la zona, en su auto. Intentaba no salir sola. El otro domingo volví al estadio y sentí miedo. Fue fuerte, quería irme rápido. La Comisión Directiva me llamó y me dijo que ya no sabe qué hacer para terminar con la inseguridad”.

Tres días después, el miércoles 25 de octubre, el club difundiría un comunicado oficial refiriéndose a la problemática y solicitando no volver a jugar de noche. La carta está dirigida a Mariano Elizondo, presidente de la Superliga. Comienza así: “Nos dirigimos a usted para que tome conocimiento formal de un nuevo (pero repetido y lamentable) suceso del que la gente de San Lorenzo ha sido víctima: luego del encuentro frente a San Martín de San Juan varios de nuestros hinchas sufrieron robos en las inmediaciones del estadio. En algunos casos, pese a encontrarse personal de las fuerzas de seguridad a pocos metros del hecho, según declararon los damnificados…”. En la misma, aclaran que previamente habían solicitado jugar de tarde, ante la Superliga y el Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires.

Hace cerca de diez años que el club presenta cartas por el tema. Digamos que es un problema histórico que se fue agravando con el tiempo”, explica César Francis, abogado, vocal por la minoría de la Comisión Directiva y presidente de la agrupación “Volver a San Lorenzo”. Y detalla: “Creo que se profundizó entre 2006 y 2008. Pero se hizo mucho más palpable, alevoso y hasta impune, desde hace tres o cuatro años”.

El 2 de noviembre de 2016 San Lorenzo enfrentó al Chapecoense por la Copa Sudamericana. El partido se jugó de noche y las redes sociales fueron la “sección policial” del partido de fútbol. Allí denunciaron numerosos robos: de ruedas, de estéreos, a mano armada, arrebatos y hasta bajo la modalidad “piraña”. Incluso, superaban el promedio de todos los partidos. Entonces, a la agrupación “Volver a San Lorenzo” se le ocurrió crear un Mapa del delito. En el primer día recibieron más de 50 denuncias. “En nuestro grupo de cancha todos habíamos sufrido al menos un asalto”, asegura Francisco Silvestre, presidente de la Juventud “Volver a San Lorenzo“, socio y encargado de procesar las denuncias. “Lo armamos para materializar. Queríamos saber si más socios padecían lo mismo; nos sorprendimos mucho. Llegamos a recibir hasta denuncias de hinchas que quedaron en el medio de tiroteos entre bandas”.

Con esa información, César Francis presentó una denuncia en el juzgado de instrucción 15 por “zona liberada”. Al partido siguiente, la ministra Patricia Bullrich concurrió al estadio. Durante uno o dos meses, la zona estuvo algo tranquila. Pero todo volvería a la normalidad.

“Las medidas del Ministerio no solucionan nuestro problema. Les piden DNI a los hinchas para ver si tienen pedido de captura o derecho de admisión. Eso es combatir a la criminalidad y no a la inseguridad en base a un partido de fútbol. El problema está afuera, no adentro. Los sospechosos no ingresan a las tribunas; se quedan afuera. Queremos evitar una tragedia. Una de las medidas que planteamos es un cordón policial, como se hace en el estadio de River, donde en un radio de 600 metros solo puedan ingresar los que tienen entrada y domicilio en la zona”. Francis agrega que estudia la posibilidad de presentar un amparo para que San Lorenzo no vuelva a jugar de noche.

Silvestre fue víctima de un robo. Llegaba a pie junto a un amigo cuando fue sorprendido por dos jóvenes que se bajaron de dos motos y les quitaron el celular y algo de dinero. Cuenta que constantemente recibe comentarios sobre el tema. Y que sabe de hinchas que estacionan en la zona de la sede de Avenida La Plata (en Boedo) y caminan hasta el estadio de Bajo Flores para evitar la rotura de vidrios y el robo de pertenencias. Esos hinchas, a la salida, regresan en grandes grupos. “Antes nos encontrábamos en la cancha. Cada uno llegaba en su auto”, recuerda. “Ahora no: nos pasamos a buscar uno por uno. Es terrible tener que estar pendiente del auto durante el partido. Hay padres que fueron asaltados a mano armada estando junto a sus hijos chicos. A esos nenes les cuesta volver”.

Agustina Nordenström empezó a ir a la cancha a los tres años. Lleva trece de socia, y también es una de los tantos “refundadores” que compraron metros cuadrados para la vuelta a Boedo. Sus tonos cambian cuando habla de lo que pasa en el estadio Pedro Bidegain cada vez que San Lorenzo juega de noche. Primero, lo hace con nostalgia: “Tengo la imagen grabada de salir de la cancha y quedarnos en la confitería del club con mi familia. Comíamos algo, los jugadores salían del vestuario y nos acercábamos a pedirles autógrafos y fotos. Todo eso es pasado: ahora el hincha se quiere ir rápido. Sabe que quedarse hasta tarde es un riesgo”.

De la nostalgia pasa rápidamente a la indignación. Es que el 1° de septiembre pasado sufrió su segundo robo en las inmediaciones de la cancha. Luego del 1 a 1 frente a River, salió y encontró que habían roto uno de los vidrios del auto de su familia. Fue sobre la avenida Francisco Fernández de la Cruz. Desde ese día, su hermano no volvió a la cancha las veces que el equipo jugó de noche.

Agustina dice que se ha enterado, vía redes sociales, que hay muchos otros hinchas que también dejaron de hacerlo. “Es muy injusto: San Lorenzo es nuestra segunda casa. Somos gente del club. Practicamos deportes desde muy chicos, y pagamos una cuota. No solo que no podemos asistir, sino que no recibimos respuestas de la directiva”.

Según Clarín a partir de testimonios de vecinos de la villa 1-11-14, en la zona actúan dos perfiles de bandas. Por un lado están los “locales”: ladrones que viven en el barrio y se mueven en motos. Algunos están armados. Apuntan a los hinchas que llegan o salen a pie. Los cruzan, les piden las pertenencias y escapan. En la mayoría de los casos ejercen violencia. En cambio, los “visitantes” se dedican a la rotura de vidrios de autos estacionados para buscar estéreos y pertenencias. O roban la batería y ruedas. También arrebatan celulares de automovilistas atascados sobre las principales avenidas linderas al estadio o actúan bajo la modalidad “piraña”. Es decir, que se mueven en grupo y asaltan a los hinchas relegados. Son “visitantes” ya que suelen llegar a la zona para comprar y consumir pasta base. Roban exclusivamente para seguir consumiendo.

Felipe Silvestre, el que contabilizó las denuncias del Mapa del delito, aclara que los vecinos trabajadores de la 1-11-14 y el Bajo Flores también son víctimas de estas bandas. Víctimas por los robos y perjudicados comercialmente, ya que los hinchas llegan y entran rápido al estadio y se van corriendo. Nada de consumir algo en las parrillitas o los kioscos de la zona. NR

Fuente consultada: Clarín

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