Escribe Nicolás Feredjian
El día 12 de septiembre tenía turno en el hospital General De Agudos P. Piñero con la doctora María Eugenia Pérez Cortiñas, dermatóloga, quien hace dos meses me atendió en el mismo lugar. Al finalizar la revisión por un tema de picazón en la piel de mis pantorrillas y tobillos, me recetó dos cremas a aplicar, las cuales compré y me fue bien; y me indicó que vuelva a verla en un mes para que observe la evolución del tratamiento tópico. Poco antes de cumplir el mes, volví a pedir turno al 147 con la misma doctora.
En el 147 me precisaron que no tenían turno disponible, y me dieron para dentro de dos meses. A medida que se iba acercando la fecha del turno, un “Chabot de la Ciudad” por whatsapp me solicitaba constantes confirmaciones, las cuales confirmé.
Llegado el día, asisto y llego media hora antes al turno reservado para las 10:10 hs. En la recepción, un señor me dice que yo no estaba en la lista de turnos en el papel del hospital que me mostró, a lo que yo perplejo le muestro el chat confirmando el turno donde indica el día, horario y la doctora que iba a atenderme, que era la misma que me había atendido en el mes de julio.
Entonces, me dijo que me siente y espere, porque le iba a preguntar al jefe, y me aclaró que en la lista había varios que aún no habían llegado a sus turnos. Luego de esperar dos horas y media, y de verla entrar y salir varias veces a la doctora Pérez Cortiñas como si no nos hubiera visto nunca, nos acercamos en tono hastío junto a otra chica que estaba esperando dos horas antes que yo y que tenía mi mismo inconveniente, y le preguntamos qué pasaba que no nos atendía?
La doctora con su poca empatía nos dijo que al no estar en la lista de papel de turnos del hospital no podía atendernos. Entonces, indignados junto a la otra chica que estaba esperando a ser atendida al igual que yo, le respondimos que, de la lista que ellos tenían, muchos no fueron, y en esos huecos de no atender a nadie y mirar al techo sin hacer nada (solo escuchábamos risas y charlas de café tras la puerta de la sala) podía habernos atendido tranquilamente, sobre todo porque habíamos pedido el turno por el Chabot de la Ciudad, tal como se nos indicó. ¿O será que el Chabot es una farsa o el hospital Piñero es una estafa al contribuyente?
Luego, dos chicas más que estaban ahí esperando, nos contaron que terminaron perdiendo su trabajo por hacerlas asistir recurrentemente sin darles lugar a ser atendidas. Fue entonces cuando junto a la otra chica que estaba esperando hace ya cuatro horas y yo, dos horas y media, esperamos a que vuelva a salir la doctora Pérez Cortiñas de su eterno recreo y fue donde en modo indignados le argumentamos que no podía hacernos esperar tanto tiempo para decirnos que volvamos a pedir turno y que encima pidamos un turno en otro hospital si “no funcionaba”.
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Fue entonces que decidimos retirarnos sin antes gritarle al señor de la recepción que era un VAGO e INOPERANTE (creo que nos escuchó todo el hospital), por no hacer nada e ignorarnos, como si no tuviéramos otra cosa que hacer de nuestras vidas que estar ahí. Inmediatamente, con la otra chica nos dirigimos al sector de reclamos del hospital, y dejamos por escrito asentado el reclamo en el acta de quejas. La secretaria del lugar nos contó que esto no es la primera vez que sucede, que viene pasando hace tiempo y que no han logrado resolverlo.
En lo personal, yo Nicolás Eduardo Feredjian – DNI 28.383.638 me llama la atención la poca empatía de la doctora Pérez Cortiñas, que dos meses atrás me atendió y me pidió que vuelva a pedir el turno por el Chabot de la Ciudad. Y llegado el día, nos responde que “no era su problema” que no estemos registrados en la lista de turnos. ¿En estos destratos e indiferencia se nos van nuestros impuestos que son cada vez más altos? ¿O será que en realidad lo gratuito no existe porque nos están estafando día a día con malas administraciones, producto de la inoperancia del sistema médico argentino?
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Espero que alguien tome las cartas en el asunto y no le suceda a nadie más. Mi reclamo fue asentada en el libro de quejas, con número de DNI y celular, para que puedan chequear y corroborar que lo que expreso es cierto, y que cualquier cosa pueden venir a mí a responderme y/o a pedirme las debidas disculpas por su inoperancia e indiferencia. O tal vez tengan que cambiar de personal, ya que se los veía bastantes distendidos a los doctores, que incluso habiendo faltado varios pacientes de su lista, no aprovecharon a atendernos a tan solo dos personas que solicitaron turnos hace dos meses y este papelón no hubiera trascendido a mayores.