Las rosas son el símbolo del amor desde los tiempos más remotos. En los jardines más de la antigüedad eran veneradas. Son protagonistas de ramos de novias. Cada color simboliza una cosa: las rojas la pasión, las blancas la pureza, las naranjas la belleza, las rosadas la amistad, las amarillas la alegría. Hasta fueron protagonistas de un conflicto bélico: la Guerra de las dos Rosas. Y en los espacios verdes de Buenos Aires tiene un lugar especial: los distintos rosedales que visitan miles de vecinos cada año. El más famoso es el Rosedal del Parque Tres de Febrero, en Palermo, escenario hasta de de casamientos. Pero existen otros como el que está situado en Parque Chacabuco o el más nuevo, llamado Parque Micaela Bastidas y ubicado en Puerto Madero.
En el mes de julio, como es habitual, comienza la época de poda. Y desde hace algunos años, la Ciudad ofrece a los vecinos y turistas la posibilidad de acercarse a algunos de estos espacios y recibir esquejes o gajos para plantar en sus casas. Este año, la iniciativa se llevará a cabo a partir de esta semana y comenzará por el Parque Chacabuco, en la Comuna 7.
El personal especializado de cada Comuna comenzó a podar los rosales en esta semana. Hoy, jueves 30, plantarán 150 nuevos rosales y ya comenzarán a obsequiar esquejes a los vecinos, además de ofrecer una breve capacitación técnica para que el crecimiento de los rosales en los hogares sea óptimo. Los gajos también se entregarán a quienes visiten el rosedal del Parque Chacabuco este viernes 1 de julio.
En el rosedal de Palermo, en la Comuna 14, la poda y entrega gratuita de esquejes a los ciudadanos se desarrollará del 5 al 15 de julio, durante dos semanas, de martes a viernes y de 13 a 17 horas. Todos los vecinos y vecinas que quieran participar y llevarse a su casa un esqueje, van a encontrarse con voluntarios que los asesorarán acerca de las tareas necesarias para su mantenimiento.
Julia Domeniconi, secretaria de Atención Ciudadana y Gestión Comunal, explicó que “Cada invierno, la actividad de poda en los rosedales se realiza para que los rosales florezcan sanos y fuertes y puedan alcanzar su punto máximo de floración en octubre. Una vez finalizada la actividad, se colocan fertilizantes y complementos esenciales en la tierra para asegurar el sano crecimiento de los arbustos”.
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La especifica las características que cumplen aquellos espacios conocidos rosedales o rosaledas. Marcela Palermo Arce, catedrática y experta en la conservación de arbolado patrimonial de la Ciudad, explica que estos jardines están especialmente dedicados al cultivo de especies y variedades del género Rosa, el cual se compone de arbustos generalmente espinosos y floridos representantes principales de la familia de las Rosaceae. Y profundiza: “Se denomina rosa a la flor de los miembros de este género, y rosal, a la planta. En nuestra latitud, tienen una prolongada floración desde primavera a otoño. Si bien la rosa es una especie de uso antiguo (egipcios, chinos, romanos y griegos la utilizaban en sus jardines), el cultivo de rosedales data del siglo XIX y se considera como primera rosaleda a la construida por pedido de Jules Gravereaux en el Valle del Marne (Francia) en 1894″.
Las rosas se dividen en rosas antiguas (de origen europeo o mediterráneo, existentes con anterioridad a la introducción de la primera rosa moderna: la rosa ‘La France’, producida en 1867 al cruzar ejemplares procedentes de China con variedades europeas) y rosas modernas (las obtenidas a partir de ‘La France’), explica la investigadora. Y recuerda que en todo el mundo se cultivan rosaledas de exhibición en jardines públicos y de preservación de especies silvestres en botánicos.
Los rosedales porteños
En cuanto a la historia de los rosaledas porteños (los espacios verdes especializados en exhibir exclusivamente especies y variedades de rosas) hay que señalar que el de mayor antigüedad de la ciudad es el de Palermo y se remonta a 1914. En tanto, el de Puerto Madero es el de más reciente creación y fue inaugurado en 2003.
Parque Chacabuco
El rosedal de Parque Chacabuco fue incluido en 1930 como parte de los jardines formales en torno a la Fuente de los Sapitos, llamada así porque los surtidores de agua presentaban la forma de batracios moldeados en bronce. “La plantación ordenada en los jardines formales llegó a tener unos 3.000 rosales de diversos colores y variedades. Lamentablemente, la versión original cayó en el abandono y fue desmantelada junto a la fuente al construirse la autopista en los años 70″, recuerda Marcela Palermo Arce.
En 2016 se realizó una puesta en valor de este espacio de la Comuna 7 ubicado a la altura de la calle Emilio Mitre, entre Zuviría y Tejedor, con el apoyo de la Asociación Coreana en Argentina, que permitió rediseñar canteros (que llevan el logo de la entidad) y la replantación de 1.000 rosales de especies trepadoras, arbustivas, floribundas y de té. “Chacabuco es nuestro parque emblemático, año tras año sumamos más infraestructura que nos permite tener espacios verdes cuidados y de calidad para el disfrute de los vecinos” afirmó Federico Bouzas, presidente de la Comuna 7.