Fructuoso Álvarez González, el español condenado a prisión perpetua por la denominada Masacre de Flores, cometida en 1994 en nuestro barrio, terminará de cumplir su condena en Argentina y no será expulsado a España, tal como había solicitado, según resolvió la Justicia de Ejecución porteña, informó hoy Matías Bagnato, único sobreviviente del hecho en que asesinaron a sus padres, hermanos y un amigo.
En febrero de este año, la fiscal Guillermina García Padín de la Unidad Fiscal de Ejecución Penal (UFEP) había solicitado no concederle a Álvarez la solicitud de extrañamiento, medida que permite a los extranjeros que cumplan la mitad de su condena en Argentina ser expulsados del país con la prohibición permanente de regresar.
García Padín consideró en su momento que “la solicitud de extrañamiento sujeta a examen no estaba dotada de la voluntad de ser expulsado a su país de origen para volver a insertarse allí y de cumplir con la prohibición de regreso permanente que se impondría”.
A juicio de García Padín, el detenido “pretendía la aplicación de un mecanismo previsto en la ley migratoria a fin de acceder de manera anticipada a una libertad definitiva”.
Para Matías Bagnato, la fiscal denegó la petición del detenido por considerar que “ya quedó demostrado” que la “intención” de Álvarez no era quedarse en España, sino utilizar su nacionalidad para obtener un beneficio penitenciario.
“Es español y al año de nacer toda la familia se vino a Argentina, ahora no tiene ningún vínculo con España”, agregó quien vio morir a sus padres, sus dos hermanos y a un niño amigo de éstos en el incendio intencionado de su antigua casa.
El preso cumplió parte de su condena en Argentina hasta que en 2004 fue extraditado a España, donde continuó en prisión hasta que en 2008 la justicia española le otorgó la libertad definitiva como consecuencia de la conversión de la pena perpetua, inexistente en España, por la sanción de 20 años de prisión.
En 2011 las fuerzas de seguridad argentinas le volvieron a detener en Buenos Aires porque estaba en libertad por un presunto error de la justicia de España, donde cumplía la pena.
Álvarez, antiguo socio de su padre, a quien le reclamaba una deuda en el momento de la masacre, fue condenado en 1995 por los asesinatos de cuatro integrantes de la familia, un matrimonio y dos de sus hijos, de 14 y 9 años, y de un niño amigo de los chicos, Nicolás Borda, de 11 años.
Los Bagnato y Borda fallecieron el 17 de febrero de 1994 cuando Álvarez roció combustible y prendió fuego a la vivienda de la familia en el barrio de Flores, en la zona oeste de Buenos Aires.
MG
FUENTE: CLARÍN