En el contexto de la pandemia, los manteros siguen amontonándose en las avenidas de Flores. Si bien en las horas pico de venta los manteros ya no están en Avellaneda y Nazca hay un acuerdo tácito que pueden vender en esa zona del barrio. Por ejemplo, en la esquina de Bacacay y Nazca hay dos policías, inspectores de la Agencia Gubernamental de Control que no se inmutan y decenas de manteros conviviendo como si nada pasara.
Esto, lógicamente, afecta a los comerciantes de la zona. Por ejemplo, el dueño de un negocio de productos para hacer gimnasia ubicado en Bacacay al 2900 amontona sobre la vereda pesas, bandas elásticas y ahora decidió estacionar su auto colorado casi a la altura del local para exhibir en el techo del vehículo decenas de colchonetas coloradas o azules para hacer ejercicios. Es la única forma que no se le instalen vendedores en la puerta de su pequeña tienda.
Desmantelaron el boliche “Morena”
La fiscal Celsa Ramírez, investiga desde hace cuatro años la organización que explota los manteros senegaleses en la Ciudad de Buenos Aires. Entre otras cosas descubrió que la mayoría ingresan a pie por la frontera seca de Misiones, desde Brasil. Pasan por chacras que están mitad en suelo brasileño y mitad en Argentina. En los operativos realizados en Capital junto a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX) encontró que los senegaleses vivían hacinados en los mismos depósitos donde guardaban la mercadería. También detectó que los productos que venden vienen en encomiendas de la ciudad brasileña Santo Antonio do Sudeste donde hay fábricas que falsifican entre otras cosas zapatillas e indumentaria deportiva.
“Desde la fiscalía seguimos investigando la venta ilegal, pero no apuntando a los vendedores ambulantes sino a la organización que está detrás de la venta ilegal. El objetivo de la fiscalía es poder identificar a los que propician la trata de personas, la explotación laboral en condiciones paupérrimas. De hecho en los depósitos que allanamos a los efectos de verificar el acopio de mercadería, encontramos viviendo estas personas en forma infrahumana. La idea es seguir hasta determinar quiénes son los verdaderos responsables de la actividad ilegal”, afirmó Ramírez.
NT